Pocas cosas disfruto tanto en esta vida como dar una conferencia o participar en una mesa redonda.

Lo que es más, una gran cantidad de mis acciones son performances de mesa, pensados para ser una suerte de híbrido entre un acto pedagógico y uno artístico. Suelo llamarlas conferencias performanceadas, pero algún día les inventaré algo más elegante y pegajoso.

A veces estas presentaciones son más académicas y otras son claramente performance. Para mí las conferencias, al igual que el dar clases o talleres, siempre son actos escénicos.  

Hay varias conferencias que recuerdo con singular afecto. Estas son fotos de dos de ellas en nuestro archivo.

Tipo de documento: fotografía b/n

Autor: Víctor Lerma

Fecha: 10 de julio de 1983

Medidas: 12.5 cm. de ancho por 8.5 de alto.

De izquierda a derecha: Elena Urrutia, Lola Álvarez Bravo y Mónica Mayer

En 1984, se presentó la exposición Frida Kahlo y Tina Modotti en el Museo Nacional de Arte (MUNAL) tuve el privilegio de que me invitaran a participar en una mesa redonda con dos señoronas dueñas de todo mi respeto y admiración: la fotógrafa Lola Álvarez Bravo y la escritora Elena Urrutia. La muestra se había presentado originalmente en 1982 en la Whitechapel Art Gallery en Londres.

Seguramente escribí y reescribí mi ponencia mil veces. Tenía un miedo espantoso de hablar ante ellas. La borrosa copia que está en el archivo todavía muestra las últimas correcciones que le hice al texto de último momento.

Al final de la mesa Raquel Tibol, que estaba entre el público, se levantó y me puso como chancla porque me atreví a decir que me intrigaba “que incluso la Kahlo y la Modotti, con el altísimo nivel que alcanzaron, no planteaban su trabajo como gran arte, sino como algo más personal y modesto”.

Me atreví a afirmar esto porque Armando Castellanos explicaba en el texto de la pequeña publicación de la muestra que “Para Frida, la pintura era una vía de introspección o desahogo espiritual, y fue por esto que no se adhirió al programa pictórico-político propuesto por los muralistas y otros artistas de la época”. Sin embargo Raquel me hizo dudar y sentir que, aunque involuntariamente, yo había minimizado el trabajo de las artistas, siendo que mi ponencia es centraba en resaltar su importancia como modelos.

Hace un par de años, cuando realicé la Visita al Archivo Olivier Debroise y escuché la grabación de una entrevista setentera que le hizo el crítico a Doña Lola, por fin me sentí tranquila pues ella misma afirmaba, palabras más palabras menos, que ellas (Frida, Tina, María y ella) no eran intelectuales, sino el grupo de mujeres que rodeaba a los intelectuales y a los genios.

Hoy me queda claro que su modestia, para nada peleada con su calidad y relevancia artística o con el hecho de que fue una fotógrafa intrépida al abrir brecha en el fotoperiodismo para todas las mujeres, era parte de las contradicciones que vamos enfrentando al crecer en una sociedad sexista y en la práctica tratar de cambiarla.

Tipo de documento: fotografía color

Autor: Víctor Lerma

Fecha: 1993

Medidas: 12.5 cm. de ancho por 8.5 de alto.

De izquierda a derecha: Mónica Mayer, Raquel Tibol, Maris Bustamante y Felipe Ehrenberg.

En 1993 Raquel me invitó, junto con Maris Bustamante y Felipe Ehrenberg a presentar su libro Confrontaciones en el Museo Tamayo. En este caso mi participación fue más performanceada.

Ya para entonces había agarrado más callo en esto de escribir o de participar en mesas redondas. Escribí un texto que se llama De la pasión a la desilusión: carta pública a Raquel Tibol en el cual le hacía 7 preguntas que me surgieron al leer su libro:

1. 1.¿Qué maldición padecemos que tanto los salones como las asociaciones de artistas siempre están desapareciendo retachándonos al punto de partida? ¿Servirá de algo el desgaste que estos esfuerzos implican?
2. 2.¿Será normal que al paso del tiempo los artistas vayan abandonando sus ideales y acaso este mal es contagioso?
3. 3.¿Me quedé picada con el rollo de la política cultural internacional e Estados Unidos y por qué se terminaron los Salones ESSO y me pregunto qué opinas ahora de los Fideicomisos Rockefeller y similares?
4. 4.¿Tú que siempre has mantenido una actitud combativa, también te ha dado a veces por abandonar tus principios?
5. 5.¿Perdonaste alguna vez a Siqueiros?
6. 6.¿Crees que siga vivo alguno de los ideales de los miembros del Salón Independiente o ahora todo es Salón Independiente?
7. 7.¿Por qué hoy en día ya nadie suelta cachetadas ni jaibolazos?

Pero también me dieron unas ganas incontrolables de romper el libro en cachitos. De arrancar cada hoja, arrugar cada cachito y servírselo al público presente como una probadita de la confrontación. Invité a los actores queridos Daniel Martínez y Allain Kerrou y esa noche se vistieron de meseros y mientras yo leía mi texto, ellos arrancaron muchas páginas del libro, las colocaron en dos enormes charolas de acero inoxidable y las repartieron entre el público.

Después del evento, que estuvo muy bien porque Maris presentó su performance Sexy-Kitsch y Felipe se sacó la dentadura y la echó al vaso de agua, Raquel me dijo que se había tenido que controlar para no darme una cachetada cuando empezaron a romper su libro.

En nuestro archivo está el libro medio deshojado que utilicé en la presentación y en nuestra biblioteca la copia intacta que me regaló el editor del libro cuando supo que yo estaba sacada de onda por haberme quedado sin libro después de la presentación.

A mediados del mes de abril del año en curso, en el Taller de Activismo y Arte Feminista (TAAF), convocado por Mónica Mayer, comenzamos a trabajar sobre las maternidades con el horizonte a realizar una manifestación callejera para interpelar a la institución patriarcal llamada: Madre. En el TAAF, como feministas y artistas, teníamos muchas críticas, reivindicaciones, rabias, experiencias, deseos, abortos, entre muchos otros, padeceres y sentires con respecto a la maternidad. Por lo cual, resumir todo en una sola consigna no fue tarea fácil pero salió una voz lumbrera que lanzó el concepto “maternidad secuestrada” y coincidimos que nos daba para hablar de los diversos problemas sociales, legales y culturales en torno a la maternidad. Como buenas tejedoras de rebeldías urdimos en varias redes para llevar a cabo este proceso/evento/protesta[1]. Las acciones comenzaron con la idea de reunirse a conversar sobre el tema con nuestras/os afines. Cada encuentro se realizó con una especificidad convocante a partir de las diferentes posturas que en el grupo se expresaban en torno a la maternidad. Mónica Mayer organizó una cena con mujeres activistas. Liliana Marín invitó a sus alumnas a un desayuno para discutir sobre la problemática. Lizet Gamboa se reunió con sus amigas que querían postergar la maternidad por diferentes razones. Josefina Alcázar invitó a mujeres de su familia y vecinas para conversar sobre sus experiencias con respecto a la maternidad. Mirna Roldán le brindó un spa a su madre. Elizabeth Casasola realizó un encuentro físico y virtual con amigas y compañeros(as) de su universidad y yo, Julia Antivilo, convoqué a la cena que llamamos de las Madrescombros[2], que reunía a las que no queremos ser madres biológicas, pero sin embargo e ironizando, con nuestras experiencias del cuidado de las y los otros/as, nos hemos hecho y/o hacemos cargo de los escombros de las maternidades, vale decir de las y los desamparada/as, las y los en situación de abandono, personas cercanas o lejanos, llámense sobrinas/os, hijas/os de amigos/as, abuelas/os, madres, padres, hermana/os, parejas adoptadas como que fueran hijos, la extensión familiar llamadas mascotas y cuanto desvalido/a vamos encontrando a nuestro paso.

Foto Mónica Mayer

La cena se partió con la discusión planteada por una de las comensales que se preguntaba si es posible reivindicar los mismos derechos (para las que no quisiéramos ser madres) que obtienen las mujeres que por maternidad poseen mayor plazo para cumplir con tareas académicas, como por ejemplo, al enfrentarse con el proceso de parir una tesis. Algo así como pedir un pre o posnatal (no estando embarazada biológicamente pero si haciendo carne lo embarazoso del devenir tesista) con el propósito de que se extienda el plazo para cumplir con esa tarea. Cuestionamiento que casi unánimemente fue respondido, a través, del certero argumento que ambas experiencias no pueden ser comparadas, ya que, por mucho que nos conmueva o remueva sentimientos encontrados una tesis es un proceso que termina, sin embargo la maternidad no, y si involucra mucho más trabajo ser madre intelectual que ser intelectual sin hijos/as.

La otra línea que continuó la conversación fue a la crítica de la familia heteroparental y la no conciencia que a fuerza, por nuestras opciones sexuales diversas, hemos transformado a esta institución en queer, lo quieran o no. Sin embargo, y a raíz de esta misma constatación nos surgió otra de pregunta que discurrió entre plato y bebidas, entonces ¿por qué las relaciones afectivas y el cuidado a las y los otros/as no las podemos disociar de los imaginarios de la maternidad? Vimos que era en parte porque se daba por hecho que las mujeres y hombre gays éramos vistas como las cuidadoras, a pesar de no querer la opción de lo maternal. Vimos desde ahí se materializaba otro acto de secuestro de la maternidad; el cuidado del otro/a.

Coincidimos que el desprogramamiento de la heteronormatividad es mucho más complejo que negarse a la obligatoriedad maternal, más que asumir una sexualidad disidente y no reproductiva y más que sólo ayudar en parte a la crianza de niñas/os o ayudar a los más viejos, o las/los abandonados/as. Pero a pesar de todo lo complejo y las contradicciones que aparecían en nuestras vivencias de Madrescombros, la conversación nos hizo cuestionarnos las prácticas del cuidado del otra/o como reales políticas solidarias de deconstrucción de otra forma de afectarse con las/os demás.

De esta cena salió la necesidad de volvernos a reunir con el fin de performatizar nuestras experiencias críticas con el propósito de presentarla el día 11 de mayo en la Protesta del Día Siguiente. La manifestación pública fue la idea para culminar este proceso que comenzó en la discusión desde lo privado y pasó a lo público como ejercicio político feminista que más que cerrar, todo el proceso de investigación-acción performativa, dejó abierto un espacio para la reflexión y acción en torno a las maternidades y el cuestionamiento de la celebración del Día de la Madre que, particularmente en México, es casi un día libre para las madres que trabajan fuera y dentro de la casa.

Foto Abril Castro

Las autodefinidas Madrescombros, realizamos una acción al ritmo de la irreverente canción llamada A la Madre, de la cantante pop mexicana Gloria Trevi[3], tema musical que ironiza con la Madre, pero a partir de las diferentes connotaciones que adquiere el término, siendo utilizado como unos de los garabatos más comunes en México. A pesar de ser un país donde la madre es una institución fundacional de la mexicanidad (construida entre la madre y el macho), paradójicamente también es una expresión que verbaliza desprecio, violencia, desvaloración y/o desprecio de algunos actos, pues frases tales; me vale madre o la reacción intimidatoria si te avientan la madre o te mandan a chingar a tu madre, si algo es muy bueno es de poca madre, pues si es excelente, es padrísimo. Todos estos dichos nos reafirman esta contradictoria connotación que cae sobre el vocablo madre.

Foto Guadalupe Trejo

 Foto Guadalupe Trejo

La acción de las Madrescombros la constituyó un ácida crítica a la iglesia católica por ser una de las responsables principales a través de su pacata moral, el de inculcar el marianismo como único modelo de maternidad. Por ello, lo encarnamos en dos monjas embarazadas que junto a un par de madres híbridas bailaban y se daban de panzazos en los estribillos de la insolente canción. Varias espectadoras se sumaron al baile que terminó, al concluir la canción, con la acción de mi autorrepresentación como Sor Ruda, al reventar los globos-panzas de las desatadas Madrescombros. Para finalizar me provoqué un autoaborto. Los “abortos” fueron provocados con un arma punzante que ocultaba, en el rosario que llevaba que, en vez de cruz tenía un dildo. Los globos, que simulaban ser panzas de embarazo, estaban rellenos de agua de jamaica, que tiene un color rojo sangre intenso, junto con la flor, lo cual dejó manchado el corazón del centro histórico de la Ciudad de México.

Foto Guadalupe Trejo

      Subvertir la maternidad legada a través del marianismo que impone el sacrificio, la incondicionalidad y una larga historia de sufrimientos y ensalzamiento de un dejarse a sí mismas por todos los demás, fue uno de los motores que nos movió para denunciar y desfilar con nuestras diferentes experiencias de secuestros patriarcales. ¡¡¡NO A LAS MATERNIDADES SECUESTRADAS!!!

Foto Yuruen Lerma

El miércoles en la noche, de sopetón, me sentí veinte años más vieja. Fue una sensación rara, un poco parecida a lo que me pasó el día que murió mi madre y de inmediato percibí el cambio de generación.

Todo sucedió en Ex Teresa, pues nos invitaron a Víctor y a mí a participar en Despliegues, el ciclo de revisión/reactivación de los materiales de su Centro de Documentación. Aceptamos de inmediato.

Primero nos citaron hace algunas semanas para ver el material que tienen de nuestras participaciones con ellos a lo largo de los años. Su idea es ampliar la información de su documentación para poder hacer cruces más complejos y compartir su acervo con el público. Grabaron la sesión y posteriormente nos enviaron un resumen.

El segundo encuentro fue público. Para mi sorpresa, a pesar de la lluvia, se llenó.

Foto Mirna Roldán

El espacio se veía acogedor y Maribel Escobar echó a andar una conversación que duró poco más de dos horas. Habíamos prometido por FB que además de hablar de nuestro trabajo contaríamos chismes y no faltaron.

Curiosamente, aunque fuimos muy cercanos a Ex Teresa desde su fundación, en todos estos años hemos presentado muy poco trabajo ahí: un proyecto individual cada uno y un performance entre los dos. Eso sí, hemos participado en múltiples mesas redondas, ahí presenté mi libro Escandalario en Ex Teresa y contribuyeron con parte su impresión y no creo equivocarme si afirmo que hay más textos míos sobre las actividades que ahí se han desarrollado que de ningún otro columnista.

En 1993, para el segundo festival de performance, hice una pieza que se llamó Huesitos que consistió en un performance que trabajé en colaboración con Alain Kerriou, Gala Sánchez Renero, Hugo Heredia, Javier Bolaños, Adán y Yuruen Lerma y una serie de piezas efímeras sobre el muro utilizando fotocopias y texto. Además había una mesita con un diario sobre la muerte de mi tía (tema de la obra) y el proceso de la pieza. Aquí les copio un par de fragmentos del texto.

6 de enero de 1993.

Hoy murió Anita. Ayer en la mañana la llamé por teléfono para avisarle que ya había regresado de Zihuatanejo y le oí voz de niña asustada. Ya no coordinaba bien sus ideas. Me fui a su casa en chinga, pero todavía platicamos un rato y me comento que mis pantalones estaban demasiado floreados. Más tarde me hablo Conchita para pedirme que regresara porque la tía había empeorado. Llame a mi papá y al doctor quien nos dijo que estaba muy grave y consiguió una enfermera para que no pasara la noche sola. Hasta ese día la acompañaba Conchita únicamente de día, pero ella dormía solita y se preparaba sus alimentos.

 Al igual que Beatrice un poco antes de morir, Anita, ya inconsciente, llamaba a su mamá.

 Como a las siete de la mañana se comunicó la enfermera para decirme que mi tía había entrado en coma. Poco a poco se le fue apagando la vida. Estábamos con ella mi papá, mis primos David y Daniel y yo. Cuando Daniel se paro para ponerle la mano sobre la cabeza por no sé que rollo de la energía que por ahí se sale cuando alguien se muere (según me platico después), yo tome su mano helada. No me atrevía, pero ora si que, o lo hacia en ese momento o ya never ever. Por poco me agarra la risa loca porque como estaba en cuclillas se me empezaron a dormir las piernas y cada que ya estaba convencida que se había muerto y ya me podía parar, volvía a roncar. Nunca había estado presente en una muerte.

18 de septiembre de 1993.

Ya vinieron Alain y Gala por segunda vez para trabajar en el numerito. Es interesante porque ellos, acostumbrados al teatro, se imaginan las cosas en tiempo y movimiento y yo de plano no salgo del ídem. Sin embargo el trabajo es sabrosísimo.

Después de ver tantos performances tan padres de los alumnos de Alain en la escuela Decroly, como que me estoy dando el lujo de imaginar que mi educación incluyo un medio tan intenso como es este para aprender cosas realmente importantes, y no me refiero a lo que pudiera recibir el publico, sino al proceso de aprendizaje del realizador. En verdad los invite para que me dejaran jugar con ellos.

Fotos del archivo de Pinto mi Raya

 Fotos del archivo de Ex Teresa

Esta pieza fue un performance curioso pues platiqué con los participantes sobre mi tía Anita, quien había muerto recientemente y a cuya casa acababa de irme a vivir y, en función de ello conjuntamente desarrollamos la pieza que acabó siendo un ritual familiar de despedida.

El chisme en esa ocasión fue que durante el festival Marcos Kurtycz también presentó una acción y me pidió que por esa noche le prestara uno de los muros de mi pieza. Acepté en buen plan y esa noche al llegar a Ex Teresa vimos que había intervenido incluso las obras que no había quitado, lo cual me pareció agresivo y gandalla. Fui a quejarme con Eloy Tarcisio, el entonces director, quien contestó algo muy vago, sin intención de hacer nada, por lo que Víctor empezó a bajar el material de Kurtycz. Cuando Lorena Wolffer (entonces sub-directora) se dio cuenta de lo que sucedía, asumió la responsabilidad y terminó de bajarla.

Años después apareció ésta carta publicada en la Cronología del Performance 1922-1997 en la que Marcos explicaba lo que había sucedido desde su punto de vista. No sé si a Mónica Meier le gustó que Kurtycz “dinamizara su script”, pero a Mónica Mayer definitivamente no.

La segunda pieza de la que hablamos fue De Cierto, una instalación sobre el tema de la falta de agua que realizó Víctor como parte del proyecto de intercambio Alternativas México-Phenix en 1994.

Fotos del archivo de Ex Teresa

Después hablamos de El mejor amigo de los museos, obra de la cual pueden encontrar más información en el sitio de Pinto mi Raya y que se presentó en la expo Fin de siglo y fin de milenio. Cábula situacionista en 1997.

Esta pieza surgió a raíz de que en Ex Teresa nos pidieron que donáramos obra para que financiar una inserción en una publicación de la Federación Mexicana de Asociaciones de Amigos de los Museos (FEMAM). Lo hicimos con gusto.

Sin embargo, en esos días en una entrevista José Pintado para el periódico, presidente de la FEMAM, afirmó que gracias a este donativo los artistas por fin éramos somos amigos de los museos. Esto nos enojó mucho porque de hecho somos los mejores amigos de los museos: no cobramos derechos de exhibición ni nos pagan renta por exponer, formamos museos (Tamayo, Cuevas, Rivera o Toledo) y muchas veces donamos obra a museos. Hicimos una pieza al respecto.

Diapositivas del archivo de Ex Teresa

El mejor amigo de los museos consistió en una casita de perro pintada en una mampara con el texto explicando porqué somos sus mejores amigos. El día de la inauguración de la expo hicimos una mesa redonda sobre el tema y les pedimos a los asistentes firmar una carta demandando derechos de exhibición y otras retribuciones para los artistas. La firmaron más de 70 artistas y críticos y salió publicada en 11 periódicos. La pieza surge de nuestro archivo para el que guardamos todo lo que sale en prensa y regresa a éste.

En este caso el chisme fue que en alguna ocasión que llegué a Mérida me encontré con que nuestros jóvenes y queridos colegas de La Periferia habían hecho un sticker con nuestro diseño, reactivando la pieza. Nos encantó y, en venganza, nosotros a la vez nos fusilamos su idea e hicimos una versión de la pieza en imán para refrigerador. Ahora Ex Teresa se unió y sacó su propia versión, misma que repartió entre los asistentes a la mesa.

Para concluir, volvamos al principio.

Participar en esta mesa me hizo entender que todo este trabajo ya está guardado en el archivo y hay toda una generación nueva, incluso la que trabaja en espacios como Ex Teresa, que no conoce lo que hemos hecho. Afortunadamente algunos están interesados en desempolvarlo. Lo que para mí sigue vivo y presente como si hubiera sido ayer, ya es material de archivo.

También me queda claro que, aunque sigamos produciendo obra nueva, es hora de empezar a hacer recuentos tanto de nuestros trabajos individuales, como de Pinto mi Raya.

UNA TARDE DE DOMINGO NO TAN CERCA DE LA ALAMEDA

Hoy asistí a la marcha desde una posición estática. Me paré en el monumento a Cuauhtémoc y desde ahí la acompañé.

La multitud me rodeaba. Su energía también. Vi a algunos amigos y a muchos ciudadanos. Vi una fuerte participación de la cultura. Escuché un par de consignas sexistas (ni las sexo-servidoras ni las madres tienen la culpa de las acciones de lxs políticos) y otras tantas homofóbicas. También se escuchaban porras universitarias, consignas viejas y consignas nuevas. Al final César Martínez nos hizo un performance.

Les dejo algunas imágenes.

Fotos M. Mayer

Taniel Morales documentando la marcha. Foto M. Mayer

César Martínez realizando una versión de su performance Lo Cura H8idalgo

Foto M. Mayer

 Foto M. Mayer

 Foto M. Mayer

También se apareció el Gritón. Foto M. Mayer

La Esperanza.  Fotos M. Mayer tomadas durante la marcha del 10 de junio de 2012. 

Mi proyecto Visita al archivo Ana Victoria Jiménez me ha llevado a involucrarme en el artivismo como no lo hacía desde hace décadas, cuando me inicié en el feminismo. Los rastros de estos aerobics políticos que me han sacado a recorrer calles y avenidas en largas caminatas registradas en el archivo de Pinto mi Raya.

Tuve buena escuela. Durante mi estancia en el Woman’s Building (1978-80), la mítica escuela de arte feminista, fui alumna de Suzanne Lacy, quien con Leslie Labowitz tenía el grupo Ariadne: a social artnetwork, dedicado al arte público, tanto de denuncia como escultura social.

Con ellas participé ayudándoles en la construcción de un carro alegórico para la marcha Take Back the Night en San Francisco en 1978 que, muy setenteramente, de un lado tenía una virgen y del otro un borrego desollado vestido de corista de Las Vegas de cuyo vientre brotaba pornografía.

Ann Klix (izquierda) y Betsy Irons y Suzanne Lacy trabajando en el carro alegórico (foto M. Mayer)

Ya en México, los grupos Polvo de Gallina Negra y Tlacuilas y Retrateras participamos en diversas marchas, como ésta en 1983 en contra de la violencia hacia las mujeres. En PGN hicimos nuestra acción El respeto al derecho del cuerpo ajeno es la paz en el Hemiciclo a Juárez y repartimos bolsitas para causarle el mal de ojo a los violadores. Publicamos la receta para nuestros polvos mágicos en FEM y en una agenda feminista y hoy se encuentran también en el perfil de Facebook del grupo.  

Foto 1: Polvo de Gallina Negra (Maris Bustamante y Mónica Mayer) haciendo el performance El respeto al derecho del cuerpo ajeno es la paz el Hemiciclo a Juárez y foto 2. Algunas integrantes del grupo Tlacuilas y Retrateras (de izq. a der: Ana Victoria Jiménez, Elizabeth Valenzuela y Patricia Torres). Fotos Victor Lerma

De manera esporádica he asistido a diversas marchas a lo largo de los años, incluso con mis hijos. Lo que más recuerdo de aquella marcha es que mi hija, tan pequeñita, me preguntó que porqué si era una manifestación feminista, no se decía “feministación”. Desde entonces así les decimos.

Foto V. Lerma

Motivada por los hallazgos en el archivo de Ana Victoria Jiménez y al analizar después de tantos años las imágenes del trabajo artístico y cultural que se llevó a cabo en las manifestaciones feministas (que por cierto me parece uno de los orígenes del arte contemporáneo mexicano que no se han estudiado), en 2010 empecé a acercarme nuevamente a las manifestaciones.

Las primeras a las que me uní fueron las marchas por el derecho decidir cuando absurdamente empezaron a meter a mujeres a la cárcel por abortos espontáneos. Fui como participante, pero también a documentar a Las Sucias, (uno de los grupos que surgió de mi Taller de Arte y Género) y a su Compa Chimpa.

Las Sucias con la Compa Chimpa Foto M. Mayer

En 2011 asistí a la Marcha de las Putas. Me entusiasmó porque, convocada a través de las redes sociales, tenía una energía joven fresca y divertida. Mi pancartita de un lado decía VIEJA y…. y el otro PUTA   y….

Foto V. Lerma

Pero en los últimos meses, se ha multiplicado el número de marchas a las que asisto, por un lado porque estoy más atenta, pero desgraciadamente también por la violencia en el país: asesinatos de defensorxs de derechos humanos, de periodistas, de miles de personas involucradas o no en el narcotráfico o en la guerra en su contra. La lista de protestas es larga. El malestar generalizado, pero disperso.

Foto M. Mayer

Foto Ina Riakov

 Por ejemplo, el 10 de mayo de 2012 asistí a la Marcha de la Dignidad Nacional, madres buscando a sus hijos y buscando justicia y acabé con el alma desgarrada. Presenciar tanto dolor e impotencia es morir un poco, especialmente por la escasa participación en función de la magnitud del problema. Era como para que hubieran asistido dos millones de personas, para que el país se incendiara. Pero no.

Aún no acababa de enfriarse el día de la madre y de repente, y mientras nosotras estábamos ocupadas con nuestra Protesta del Día Después, a unos cuantos kilómetros llegó la primavera.

La mecha se encendió cuando los chavos de la Ibero cuestionaron ferozmente a Enrique Peña Nieto, el candidato del PRI a la presidencia y después básicamente lo corrieron de su universidad. El equipo del Peña y varios medios trataron de hacer pasar a los estudiantes por provocadores y 131 alumnxs se defendieron a través de un video en el que se identificaban plenamente. Nace el movimiento Yo soy #132 y se suman los estudiantes de todas las universidades y muchos otros miembros de la sociedad.

Me pregunto si la protesta prendió porque era tan sorprendente el grupo que la generaba y que además fue avalada por las autoridades de la universidad, si fue por el uso de las redes sociales o si hubo un desplazamiento en la postura de los que protestaban y, más que víctimas o agraviados, se presentaron asumiendo una postura de fuerza. Me pregunto si los avaló su clase social y no pudieron descalificarlos tan fácilmente como porros, como hubiera sucedido con chavos de universidades públicas. Me pregunto si simplemente estuvieron en el lugar adecuado y supieron entrarle y aprovechar la situación (con una energía espectacular) o si es era de esperarse una respuesta así de la generación que creció sin el PRI y con internet.

El 23 de mayo fui a la primera manifestación Yo soy #132 que partió de la Estela de Luz. Los acompañé hasta el Ángel de la Independencia, pero muchos continuaron hasta Televisa ya que su principal exigencia es información fidedigna.

Fotos M. Mayer

La manifestación fue gloriosa porque se unieron los chavos de otras universidades e instituciones educativas públicas y privadas. Se unieron y corrieron y brincaron. A diferencia de marchas posteriores, había poca presencia de adultos y, los que estábamos nos quedamos en la banqueta para respetarles su espacio y porque de repente se soltaban corriendo y no queríamos morir apachurrados.J

De regreso nos acercamos a la Estela de Luz y aquello era fabuloso: los muros estaban tapizados de carteles y mantas, incluso de los estudiantes de arte. Ese monumento tan impugnado bien podría convertirse en un buen manifestódromo.

Fotos M. Mayer

Poco a poco todo mundo se apuntó. Por parte de la comunidad artística e intelectual, el 7 de junio salió una carta en la que aproximadamente 500 personas apoyaban a los jóvenes.

También surgieron diversos grupos de arte político. Por mencionar dos, en FB están Arte por la Izquierda y Movimiento Revolucionarte. Todo está en ebullición.

Ya entrados en confianza, el domingo 10 de junio Víctor y yo nos fuimos a la marcha anti Peña Nieto, que no fue convocada por el movimiento Yo soy #132, pero sus aguas se mezclaorn. En esta marcha el candidato del PRI no era sino una excusa para expresar una enorme cantidad de problemáticas que no han encontrado respuesta en nuestro país, empezando por la impunidad de décadas. A diferencia de la marcha anterior, en esta había muchos artistas, teatreros, músicos y performanceros.

En este concierto de enunciados, participamos con tan solo con una idea, con una frase:

PARTICIPACIÓN CIUDADANA: ANTES Y DESPUÉS DE LAS ELECCIONES

Quizá porque llevamos tantas elecciones a cuestas, sabemos que eventualmente la energía disminuye. Pensamos, también, que gane quien gane nos esperan tiempos difíciles y la participación ciudadana es más urgente que nunca.

 Foto M. Mayer

Foto Yuruen Lerma

Foto Yuruen Lerma

Foto Yuruen Lerma

Foto Yuruen Lerma

Foto Yuruen Lerma