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El 10 de mayo de 1979 el Movimiento Nacional de Mujeres (MNM) realizó un performance-manifestación en el cual un contingente de mujeres vestidas de negro llevó una corona luctuosa al Monumento a la Madre. Era una marcha en pro del aborto libre y gratuito y la corona, en lugar de flores, llevaba todos los instrumentos que utilizan las mujeres para provocarse abortos clandestinos y que tantas veces resultan en su muerte.

En el Movimiento Nacional de mujeres participaban, además de reconocidas periodistas como Anilú Elías y Esperanza Brito, mi cómplice de tantísimas batallas Ana Victoria Jiménez y Lilia Lucido, mi mamá. En ese momento yo estudiaba en el Woman’s Building en Los Ángeles, pero estábamos en constante contacto y seguí de cerca todo el proceso de esta pieza.  

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Foto: Ana Victoria Jiménez. A la izquierda Lilia Lucido (mi mamá) y a la derecha Antonio Mayer Lucido (mi hermano). Esta foto, como el resto del archivo de Ana Victoria se encuentra en la biblioteca de la Universidad Iberoamericana.

Yo estaba atenta a lo que sucedía a estos proyectos que se urdían en mi casa, pero también mi hermano Antonio quien asistió a la marcha y tomó las fotografías que hoy están en nuestro archivo.

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Tipo de documento: fotografía a color

Autor: Antonio Mayer

Fecha: 1979

Medidas: 9 cm de ancho x 12.5 cm de alto

 

 Corona 002

Tipo de documento: fotografía a color

Autor: Antonio Mayer

Fecha: 1979

Medidas: 12.5 cm de ancho x 9 cm de alto

Hace unos días, hurgando en el archivo, apareció este documento que no tengo idea cómo llegó a mis manos ni porqué lo guardé: es el permiso expedido al Movimiento Nacional de Mujeres autorizándolas a efectuar una entrega floral en el Monumento de la Madre. Dudo que el atento funcionario haya tenido idea de qué tipo de arreglo floral se trataba.

 

 PERMISO PARA COLOCAR CORONA 1979001

Tipo de documento: Permiso del Departamento del Distrito Federal

Autor: Lic. Leonardo Ochoa Mérida

Fecha: 1979

Medidas: Tamaño carta

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Lunes, 25 Febrero 2013 21:03

Tres testimonios

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Tenía un examen profesional en la universidad el día de la Manifestación del Día Después en mayo 2012, pero quería participar en la actividad. Así que, además de hacer mis contribuciones en Twitter, pasé a casa de Mónica una semana antes para recoger mi delantal con la leyenda “No a las maternidades secuestradas”, y durante toda la semana del evento porté el delantal, en mi vida cotidiana, en mis clases de Historia del Arte en la Universidad Iberoamericana y en la calle. Funcionó muy bien porque provocó muchas preguntas que dieron lugar, durante una semana normalmente consagrada a la supuesta celebración de las “mamitas”, a múltiples diálogos y reflexiones sobre la(s) experiencia(s) de la maternidad, y las implicaciones del “secuestro” social y cultural de la maternidad, con alumnos, amigos, colegas y extraños.

Karen Cordero, enero 2013

 Natalia

Vaya que hay coincidencias, y no tantas, en la forma  en que cada mujer feminista se acerca a lo que es la maternidad y cómo entiende su secuestro.

La cena en Pinto mi raya para mí fue una buena experiencia al compartir con mujeres feministas de distintas generaciones una rica torta y algunas ideas, pero más allá de ello, me pareció sorprendente la facilidad  con la que nos pusimos de acuerdo a la distancia, para elaborar el punteo de demandas sobre la condición de las mujeres en relación a la maternidad. Punteo de lo más diverso y por ello completo, que se difundiría en la acción en el Zócalo… no cabe duda que el feminismo es, como decían por ahí, un paraguas que nos cobija a todas.

Natalia Eguiluz

 Foto Yuru

Foto Yuruen Lerma

mi maternidad es del escombro. como tengo debilidad por la fabulación vean la etimología. escombro, del latín, que está en la sombra. maternidad a la sombra de la norma, la convención, lo debido, lo apropiado, la mesa familiar y el propio útero. Las italianas lo llamaban affidamento; fe, fidelidad, confianza entre lxs rarxs.

Helena López.

Viernes, 02 Noviembre 2012 12:33

¡A TODA MADRE!

a Lidia, Maris, Rafis, Chela, Ara, Liz, Dule, Susi, Moyita, Fita y Andy

En el taller de arte y activismo feminista (TAAF) empezamos a hablar de maternidad, de elección, de posibilidades sobre ésta, de sentires, de abortos; de cómo se vincula a posibilidades económicas, sociales, compartidas con lxs compañerxs de vida, o no; del aprendizaje al respecto, todo partiendo de la experiencia propia, de las historias de las madres de origen, las abuelas, las conocidas…

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Foto C.E.

En lo personal el tema de la maternidad me ocasiona muchos sentimientos encontrados y un poco de escozor: me planteo como otras compañeras el que pueda haber maternidad más allá de lo aprendido, y me pregunto si desligándonos de ello, podría seguirse llamando “maternidad”. Y como hasta la fecha no entra ni en mis posibilidades ni deseos el ser madre… no sé que tanto pueda hablar de ello si no es tomando la referencia que me es más cercana: mi madre. Y ahí me quedo pensando que mi madre tiene nombre, pero la mayoría de las veces habla desde ahí, desde su “ser madre”. Me entra mucha emoción cuando se presenta con un nombre independiente, y mucho tiene que ver con el peso que tiene la vivencia de maternidad en su vida, así lo percibo: La total dedicación de serlo para con mis hermanxs y conmigo. Yo lo encuentro como un exceso que podría llevar al auto-abandono, ella lo toma como una elección y así nos hemos ido. Mis abuelas, otra referencia, lo mismo, vidas dedicadas al hogar, al trabajo doméstico dentro delmismo y centralidad en el matrimonio, engaños, casa grande, casa chica y ellas ahí “eligiendo”, sacrificios ligados a la familia, a la maternidad. Desde este enfoque, quizás estoy invisibilizando la alegría y satisfacciones que les brindó/brinda su elección de ser madres, pero planteo más bien que no comprendo tanto “dar” sin reciprocidad. Lo mismo me pasa cuando mi prima dice que ha elegido estar ahí, con un macho cristiano golpeador…a raíz de su embarazo a los 17 años. Y no se puede decir nada crítico en su presencia o “él” ya no “la dejará” venir a vernos. Hablar de elección, no es tan sencillo; por ejemplo, yo misma he estado en situaciones donde “elijo” contextos y relaciones que me perjudican bastante. Se trata de todo un cuestionamiento sobre en qué basamos la libertad de elección, nuestro entendimiento de la misma y las posibilidades que tenemos para escoger en determinado momento, complejidad andante.

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Foto C.E.

Pensando en reunirme con otras compañeras para hablar del tema, pensé en convocar a mujeres lesbianas feministas cercanas. Varias con las que comparto la búsqueda de comunidad con todos los desaprendizajes, contradicciones y vericuetos que eso implica. Reconozco que hasta ahora no me gustaría ser madre biológica y ayudar a que un ser venga a este mundo así como está; pero quizás sí adoptar, a alguien(es) que por unas o por otras razones, ya están en el mismo y sin hogar. La implicación de que alguien entre a mi vida y viceversa como “adopción” sería, me la imagino así, una adopción comunitaria donde no hablaría de “hija” sino de compañera… y en ese sentido no sé si podría nuevamente, seguir hablando de maternidad.

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Foto C.E.

En fin, por motivos varios no hice la cena donde hablaría de esto con mis compañeras y me reuní con el grupo de trabajo del TAAF con el que me sentí más afín por su enfoque hacia la maternidad y al que fui invitada por Julia Antivilo que convocaba a: madres de los escombros!!! Madres no biológicas que se encuentran /sienten la maternidad por el tipo de relación que entablan con compañerxs, apoyo a mujeres en situación de riesgo, aprendizaje u otras. En este grupo estaba ya participando Susana Vargas, Abril Castro, Helena López, Federico Zúñiga y Liliana Marín.

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Foto C.E.

Fui a una de las reuniones para preparar lo que haríamos en la jergarela, ellas ya habían tenido cena y reuniones previas… y ahí fue que una compa sugirió que saliéramos con la canción de Gloria Trevi que se llama “a la madre”. La canción es justamente dedicada a la madre y retoma mucho de cómo es asumida socialmente; por un lado los halagos, como lo más preciado y por otro lado el juego de palabras que la ubican como lo más jodido. Basta ver a la virgen maría…o pensar en conocidos señores que hablan de “la chingada”, de “la madre partida”, “rajada” como una cuestión cultural alimentada y simbólicamente aprendida también de esta forma: abnegación, olvido de lo propio; pero no por ello irreversible, eso me digo. Entonces todas estuvimos de acuerdo en salir bailando esta canción con sus fuertes sentencias…quisimos salir pasándola bien, un poco dirían “valiéndonos madres”. Retomamos lúdicamente las cargas de “fregada” y “adorada” del ser madre para salir haciendo lo que nosotras queríamos: chocar placenteramente nuestras panzas falsas, riéndonos y tocándonos. ¿Cuándo se ve así a una madre en términos generales o como asociación de imagen? Para mí la propuesta fue esa, reivindicar el placer compartido con otras compañeras, ¡escoger si pinchar o no la panza mientras bailábamos!, frotar su redondez al ritmo de lo aprendido con las otras, divirtiéndonos con lo que se cree que puede ser, y apropiándonos de ello a nuestras maneras. No por ello es gratuito que cada una iba caracterizada, Abril iba como una especie de vaquera con bigote, Helena iba de monja y lo mismoJulia, de monja con su dildo en la mano. Yo iba con un velo de noviaque decía “precaución”, y una muñeca de boda en la panza pegada igualmente por un letrero de “precaución” debajo de la frase “no a las maternidades secuestradas por la familia nuclear y heterosexual”. Y en las manos llevaba a otras dos muñecas que interactuaron con nosotras mientras bailábamos.

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Foto C.E.

Cada participación tanto de las compas del TAAF como de quienes se acercaban a la jergarela (pedazote de jerga dispuesta en la plancha del zócalo a manera de pasarela) era diferente. Algunas llevaban varias frases con respecto alo que es una “maternidad secuestrada” mismas que fueron subidas vía facebook y twitter, impresas y ese día mostradas. Otrxs hacían letreros en el momento y desfilaban con ellos por la jergarela a cuyo fin había muchas cámaras de foto y video. Hubo quien llegó a hacer performances y quienes también estaban repartiendo info sobre libre elección en cuanto a la maternidad y frases también sobre lo que las maternidades secuestradas implicaban.

Hubo programa de radio y notas en periódicos de difusión masiva con respecto al acto. Y de hecho al día de “no a las maternidades secuestradas” asistieron varias personas tanto familiares, amistades, conocidxs, como quienes se posicionan como artistas y que se sintieron convocadxs. Pese al caos del zócalo, porque la visibilidad de la acción fue algo aturdida debido a que el día antes se presentó Paul Mc Cartney, hubo quienes iban pasando y se acercaban.

Para mí fue una experiencia nueva…quizás por la visibilidad del evento. Por el cuidado con que salimos a la calle, sin tomarla así como así; quise experimentarlo y compartirlo.

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Foto C.E.

Y me quedé pensando en cómo hubiera sido ir a un barrio por ejemplo, y si ahí hubiera tenido lugar hacer una jergarela; si ahí hubiera acudido quien acudió; si se hubiera hablado igual o si las redes sociales hubieran tenido en la construcción de la acción el peso y la pertinencia que tuvieron para esta forma que le dimos. 

Es sabido que no todo mundo tiene ni preferencia ni acceso a las redes sociales, como tampoco a información sobre a dónde acudir para un aborto seguro por ejemplo. Entonces en cuestiones de creatividad, el aprendizaje para mí fue también ver las posibilidades; el nuevamente reconocer las implicaciones del lugar, de a quiénes te diriges; de la importanciadel registro y la importancia o no, dada a los mismos; por ejemplo…hay quien lee los periódicos en que hubo notas alrespecto: Reforma, El Universal, texto en Proceso; pero hay quien lee el Gráfico, hay quien lee medios libres u ambos, y hay quien no lee. Lograr notas en unos u en otros tiene, nuevamente, implicaciones y llega únicamente a ciertas personas. Pasa lo mismo con quien(es) escriben / escribimos, y dónde, si se publica o no, quien lo lee y a quién(es) llega. Lo mismo conrespecto a quien (es) toman las imágenes y de quéforma las comparten, nada es casual, todas son “elecciones”que van construyendo la(s) historia(s). Son amplísimas las posibilidades, y eso exige también una búsqueda no sólo del impacto de visibilidad sino el cuestionar el porqué, las formas y el lugar de las mismas. En lo personal, trabajo más desde lo que se llama “micro”, cuyo impacto llega a una(s) cuantas personas, como se dice. Luego, es cierto, el registro amplia todo porque se mueve por redes y blogas y demás. Pero me llega entonces el cuestionamiento sobre qué impacta más…si lo macro o lo micro… y me respondo que cantidad no es calidad, y que en ninguno de los casos hay garantías, sino propuestas específicas y abiertas. Y que se trata nuevamente de “elecciones” de libertades sobre cómo actuar desde lo creativo, cómo desde cualquier área; de si subirse al metro o salir a la calle sin o con permiso, visitar centros de reclusión y/o una escuela, ir a una iglesia; o combinar todo. Si buscar que se escriba de nuestros nombres con mayúsculas o minúsculas, si hablar como colectiva o desde un trabajo individual y/o ambos; y en revisión personal- colectiva preguntarnos qué nos lleva a optar por unxs caminxs o por otrxs. .., el trasfondo, lo que nos mueve a estar de una u otra forma, de la visibilidad que materializamos y que deja memoria, y revisar también las posibilidades abiertas a la elección, si es que estamos escogiendo desde la “libertad” así como en “la maternidad”.

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Foto C.E.

A mediados del mes de abril del año en curso, en el Taller de Activismo y Arte Feminista (TAAF), convocado por Mónica Mayer, comenzamos a trabajar sobre las maternidades con el horizonte a realizar una manifestación callejera para interpelar a la institución patriarcal llamada: Madre. En el TAAF, como feministas y artistas, teníamos muchas críticas, reivindicaciones, rabias, experiencias, deseos, abortos, entre muchos otros, padeceres y sentires con respecto a la maternidad. Por lo cual, resumir todo en una sola consigna no fue tarea fácil pero salió una voz lumbrera que lanzó el concepto “maternidad secuestrada” y coincidimos que nos daba para hablar de los diversos problemas sociales, legales y culturales en torno a la maternidad. Como buenas tejedoras de rebeldías urdimos en varias redes para llevar a cabo este proceso/evento/protesta[1]. Las acciones comenzaron con la idea de reunirse a conversar sobre el tema con nuestras/os afines. Cada encuentro se realizó con una especificidad convocante a partir de las diferentes posturas que en el grupo se expresaban en torno a la maternidad. Mónica Mayer organizó una cena con mujeres activistas. Liliana Marín invitó a sus alumnas a un desayuno para discutir sobre la problemática. Lizet Gamboa se reunió con sus amigas que querían postergar la maternidad por diferentes razones. Josefina Alcázar invitó a mujeres de su familia y vecinas para conversar sobre sus experiencias con respecto a la maternidad. Mirna Roldán le brindó un spa a su madre. Elizabeth Casasola realizó un encuentro físico y virtual con amigas y compañeros(as) de su universidad y yo, Julia Antivilo, convoqué a la cena que llamamos de las Madrescombros[2], que reunía a las que no queremos ser madres biológicas, pero sin embargo e ironizando, con nuestras experiencias del cuidado de las y los otros/as, nos hemos hecho y/o hacemos cargo de los escombros de las maternidades, vale decir de las y los desamparada/as, las y los en situación de abandono, personas cercanas o lejanos, llámense sobrinas/os, hijas/os de amigos/as, abuelas/os, madres, padres, hermana/os, parejas adoptadas como que fueran hijos, la extensión familiar llamadas mascotas y cuanto desvalido/a vamos encontrando a nuestro paso.

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Foto Mónica Mayer

La cena se partió con la discusión planteada por una de las comensales que se preguntaba si es posible reivindicar los mismos derechos (para las que no quisiéramos ser madres) que obtienen las mujeres que por maternidad poseen mayor plazo para cumplir con tareas académicas, como por ejemplo, al enfrentarse con el proceso de parir una tesis. Algo así como pedir un pre o posnatal (no estando embarazada biológicamente pero si haciendo carne lo embarazoso del devenir tesista) con el propósito de que se extienda el plazo para cumplir con esa tarea. Cuestionamiento que casi unánimemente fue respondido, a través, del certero argumento que ambas experiencias no pueden ser comparadas, ya que, por mucho que nos conmueva o remueva sentimientos encontrados una tesis es un proceso que termina, sin embargo la maternidad no, y si involucra mucho más trabajo ser madre intelectual que ser intelectual sin hijos/as.

La otra línea que continuó la conversación fue a la crítica de la familia heteroparental y la no conciencia que a fuerza, por nuestras opciones sexuales diversas, hemos transformado a esta institución en queer, lo quieran o no. Sin embargo, y a raíz de esta misma constatación nos surgió otra de pregunta que discurrió entre plato y bebidas, entonces ¿por qué las relaciones afectivas y el cuidado a las y los otros/as no las podemos disociar de los imaginarios de la maternidad? Vimos que era en parte porque se daba por hecho que las mujeres y hombre gays éramos vistas como las cuidadoras, a pesar de no querer la opción de lo maternal. Vimos desde ahí se materializaba otro acto de secuestro de la maternidad; el cuidado del otro/a.

Coincidimos que el desprogramamiento de la heteronormatividad es mucho más complejo que negarse a la obligatoriedad maternal, más que asumir una sexualidad disidente y no reproductiva y más que sólo ayudar en parte a la crianza de niñas/os o ayudar a los más viejos, o las/los abandonados/as. Pero a pesar de todo lo complejo y las contradicciones que aparecían en nuestras vivencias de Madrescombros, la conversación nos hizo cuestionarnos las prácticas del cuidado del otra/o como reales políticas solidarias de deconstrucción de otra forma de afectarse con las/os demás.

De esta cena salió la necesidad de volvernos a reunir con el fin de performatizar nuestras experiencias críticas con el propósito de presentarla el día 11 de mayo en la Protesta del Día Siguiente. La manifestación pública fue la idea para culminar este proceso que comenzó en la discusión desde lo privado y pasó a lo público como ejercicio político feminista que más que cerrar, todo el proceso de investigación-acción performativa, dejó abierto un espacio para la reflexión y acción en torno a las maternidades y el cuestionamiento de la celebración del Día de la Madre que, particularmente en México, es casi un día libre para las madres que trabajan fuera y dentro de la casa.

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Foto Abril Castro

Las autodefinidas Madrescombros, realizamos una acción al ritmo de la irreverente canción llamada A la Madre, de la cantante pop mexicana Gloria Trevi[3], tema musical que ironiza con la Madre, pero a partir de las diferentes connotaciones que adquiere el término, siendo utilizado como unos de los garabatos más comunes en México. A pesar de ser un país donde la madre es una institución fundacional de la mexicanidad (construida entre la madre y el macho), paradójicamente también es una expresión que verbaliza desprecio, violencia, desvaloración y/o desprecio de algunos actos, pues frases tales; me vale madre o la reacción intimidatoria si te avientan la madre o te mandan a chingar a tu madre, si algo es muy bueno es de poca madre, pues si es excelente, es padrísimo. Todos estos dichos nos reafirman esta contradictoria connotación que cae sobre el vocablo madre.

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Foto Guadalupe Trejo

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 Foto Guadalupe Trejo

La acción de las Madrescombros la constituyó un ácida crítica a la iglesia católica por ser una de las responsables principales a través de su pacata moral, el de inculcar el marianismo como único modelo de maternidad. Por ello, lo encarnamos en dos monjas embarazadas que junto a un par de madres híbridas bailaban y se daban de panzazos en los estribillos de la insolente canción. Varias espectadoras se sumaron al baile que terminó, al concluir la canción, con la acción de mi autorrepresentación como Sor Ruda, al reventar los globos-panzas de las desatadas Madrescombros. Para finalizar me provoqué un autoaborto. Los “abortos” fueron provocados con un arma punzante que ocultaba, en el rosario que llevaba que, en vez de cruz tenía un dildo. Los globos, que simulaban ser panzas de embarazo, estaban rellenos de agua de jamaica, que tiene un color rojo sangre intenso, junto con la flor, lo cual dejó manchado el corazón del centro histórico de la Ciudad de México.

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Foto Guadalupe Trejo

      Subvertir la maternidad legada a través del marianismo que impone el sacrificio, la incondicionalidad y una larga historia de sufrimientos y ensalzamiento de un dejarse a sí mismas por todos los demás, fue uno de los motores que nos movió para denunciar y desfilar con nuestras diferentes experiencias de secuestros patriarcales. ¡¡¡NO A LAS MATERNIDADES SECUESTRADAS!!!

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Foto Yuruen Lerma



[1] Espacio aún vigente que puede verse en el grupo de facebook llamado Una maternidad secuestrada es lo pueden revisar en https://www.facebook.com/groups/356521264408929/

[2] Las Madrescombros somos Abril Castro, Felipe Zuñiga, Helena López, Liliana Marín, Susana Vargas y yo, cabe mencionar que en la discusión también participó Mónica Mayer que dinamizó nuestros cuestionamientos con sus comentarios, y también estuvo Víctor Lerma que grabó el encuentro. En la segunda reunión para definir la acción se integró Lyliana Chávez. Finalmente las que performamos el día de la Protesta del día después, no fueron todas. Las bailarinas madres híbridas fueron: Abril y Lyliana, y las monjas Sor Rita y Sor Ruda; Helena, Sara Minter que se integró espontáneamnte y yo.