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El miércoles en la noche, de sopetón, me sentí veinte años más vieja. Fue una sensación rara, un poco parecida a lo que me pasó el día que murió mi madre y de inmediato percibí el cambio de generación.

Todo sucedió en Ex Teresa, pues nos invitaron a Víctor y a mí a participar en Despliegues, el ciclo de revisión/reactivación de los materiales de su Centro de Documentación. Aceptamos de inmediato.

Primero nos citaron hace algunas semanas para ver el material que tienen de nuestras participaciones con ellos a lo largo de los años. Su idea es ampliar la información de su documentación para poder hacer cruces más complejos y compartir su acervo con el público. Grabaron la sesión y posteriormente nos enviaron un resumen.

El segundo encuentro fue público. Para mi sorpresa, a pesar de la lluvia, se llenó.

Foto Mirna Roldán

El espacio se veía acogedor y Maribel Escobar echó a andar una conversación que duró poco más de dos horas. Habíamos prometido por FB que además de hablar de nuestro trabajo contaríamos chismes y no faltaron.

Curiosamente, aunque fuimos muy cercanos a Ex Teresa desde su fundación, en todos estos años hemos presentado muy poco trabajo ahí: un proyecto individual cada uno y un performance entre los dos. Eso sí, hemos participado en múltiples mesas redondas, ahí presenté mi libro Escandalario en Ex Teresa y contribuyeron con parte su impresión y no creo equivocarme si afirmo que hay más textos míos sobre las actividades que ahí se han desarrollado que de ningún otro columnista.

En 1993, para el segundo festival de performance, hice una pieza que se llamó Huesitos que consistió en un performance que trabajé en colaboración con Alain Kerriou, Gala Sánchez Renero, Hugo Heredia, Javier Bolaños, Adán y Yuruen Lerma y una serie de piezas efímeras sobre el muro utilizando fotocopias y texto. Además había una mesita con un diario sobre la muerte de mi tía (tema de la obra) y el proceso de la pieza. Aquí les copio un par de fragmentos del texto.

6 de enero de 1993.

Hoy murió Anita. Ayer en la mañana la llamé por teléfono para avisarle que ya había regresado de Zihuatanejo y le oí voz de niña asustada. Ya no coordinaba bien sus ideas. Me fui a su casa en chinga, pero todavía platicamos un rato y me comento que mis pantalones estaban demasiado floreados. Más tarde me hablo Conchita para pedirme que regresara porque la tía había empeorado. Llame a mi papá y al doctor quien nos dijo que estaba muy grave y consiguió una enfermera para que no pasara la noche sola. Hasta ese día la acompañaba Conchita únicamente de día, pero ella dormía solita y se preparaba sus alimentos.

 Al igual que Beatrice un poco antes de morir, Anita, ya inconsciente, llamaba a su mamá.

 Como a las siete de la mañana se comunicó la enfermera para decirme que mi tía había entrado en coma. Poco a poco se le fue apagando la vida. Estábamos con ella mi papá, mis primos David y Daniel y yo. Cuando Daniel se paro para ponerle la mano sobre la cabeza por no sé que rollo de la energía que por ahí se sale cuando alguien se muere (según me platico después), yo tome su mano helada. No me atrevía, pero ora si que, o lo hacia en ese momento o ya never ever. Por poco me agarra la risa loca porque como estaba en cuclillas se me empezaron a dormir las piernas y cada que ya estaba convencida que se había muerto y ya me podía parar, volvía a roncar. Nunca había estado presente en una muerte.

18 de septiembre de 1993.

Ya vinieron Alain y Gala por segunda vez para trabajar en el numerito. Es interesante porque ellos, acostumbrados al teatro, se imaginan las cosas en tiempo y movimiento y yo de plano no salgo del ídem. Sin embargo el trabajo es sabrosísimo.

Después de ver tantos performances tan padres de los alumnos de Alain en la escuela Decroly, como que me estoy dando el lujo de imaginar que mi educación incluyo un medio tan intenso como es este para aprender cosas realmente importantes, y no me refiero a lo que pudiera recibir el publico, sino al proceso de aprendizaje del realizador. En verdad los invite para que me dejaran jugar con ellos.

Fotos del archivo de Pinto mi Raya

 Fotos del archivo de Ex Teresa

Esta pieza fue un performance curioso pues platiqué con los participantes sobre mi tía Anita, quien había muerto recientemente y a cuya casa acababa de irme a vivir y, en función de ello conjuntamente desarrollamos la pieza que acabó siendo un ritual familiar de despedida.

El chisme en esa ocasión fue que durante el festival Marcos Kurtycz también presentó una acción y me pidió que por esa noche le prestara uno de los muros de mi pieza. Acepté en buen plan y esa noche al llegar a Ex Teresa vimos que había intervenido incluso las obras que no había quitado, lo cual me pareció agresivo y gandalla. Fui a quejarme con Eloy Tarcisio, el entonces director, quien contestó algo muy vago, sin intención de hacer nada, por lo que Víctor empezó a bajar el material de Kurtycz. Cuando Lorena Wolffer (entonces sub-directora) se dio cuenta de lo que sucedía, asumió la responsabilidad y terminó de bajarla.

Años después apareció ésta carta publicada en la Cronología del Performance 1922-1997 en la que Marcos explicaba lo que había sucedido desde su punto de vista. No sé si a Mónica Meier le gustó que Kurtycz “dinamizara su script”, pero a Mónica Mayer definitivamente no.

La segunda pieza de la que hablamos fue De Cierto, una instalación sobre el tema de la falta de agua que realizó Víctor como parte del proyecto de intercambio Alternativas México-Phenix en 1994.

Fotos del archivo de Ex Teresa

Después hablamos de El mejor amigo de los museos, obra de la cual pueden encontrar más información en el sitio de Pinto mi Raya y que se presentó en la expo Fin de siglo y fin de milenio. Cábula situacionista en 1997.

Esta pieza surgió a raíz de que en Ex Teresa nos pidieron que donáramos obra para que financiar una inserción en una publicación de la Federación Mexicana de Asociaciones de Amigos de los Museos (FEMAM). Lo hicimos con gusto.

Sin embargo, en esos días en una entrevista José Pintado para el periódico, presidente de la FEMAM, afirmó que gracias a este donativo los artistas por fin éramos somos amigos de los museos. Esto nos enojó mucho porque de hecho somos los mejores amigos de los museos: no cobramos derechos de exhibición ni nos pagan renta por exponer, formamos museos (Tamayo, Cuevas, Rivera o Toledo) y muchas veces donamos obra a museos. Hicimos una pieza al respecto.

Diapositivas del archivo de Ex Teresa

El mejor amigo de los museos consistió en una casita de perro pintada en una mampara con el texto explicando porqué somos sus mejores amigos. El día de la inauguración de la expo hicimos una mesa redonda sobre el tema y les pedimos a los asistentes firmar una carta demandando derechos de exhibición y otras retribuciones para los artistas. La firmaron más de 70 artistas y críticos y salió publicada en 11 periódicos. La pieza surge de nuestro archivo para el que guardamos todo lo que sale en prensa y regresa a éste.

En este caso el chisme fue que en alguna ocasión que llegué a Mérida me encontré con que nuestros jóvenes y queridos colegas de La Periferia habían hecho un sticker con nuestro diseño, reactivando la pieza. Nos encantó y, en venganza, nosotros a la vez nos fusilamos su idea e hicimos una versión de la pieza en imán para refrigerador. Ahora Ex Teresa se unió y sacó su propia versión, misma que repartió entre los asistentes a la mesa.

Para concluir, volvamos al principio.

Participar en esta mesa me hizo entender que todo este trabajo ya está guardado en el archivo y hay toda una generación nueva, incluso la que trabaja en espacios como Ex Teresa, que no conoce lo que hemos hecho. Afortunadamente algunos están interesados en desempolvarlo. Lo que para mí sigue vivo y presente como si hubiera sido ayer, ya es material de archivo.

También me queda claro que, aunque sigamos produciendo obra nueva, es hora de empezar a hacer recuentos tanto de nuestros trabajos individuales, como de Pinto mi Raya.