Elementos filtrados por fecha: Domingo, 25 Junio 2017

Querido Gritón,

Ya llevamos casi dos meses con tu instalación Antena para cambiar el mundo en nuestro jardín. Los listones se han colgado un poco con las lluvias, pero me siguen alegrando el día y continúan llamando la atención de quienes pasan frente a la casa. Ayer que Víctor estaba colocando una ficha técnica en la reja para que es una obra, se acercó un vecino a preguntar de qué se trataba porque le daba mucha curiosidad. Con frecuencia vemos personas sonriendo al verla.

Nuestro diálogo artístico ya lleva rato. Empezó en junio de 2012 cuando me conmovió tanto tu instalación Tristeza Infinita, esos grandes pedazos de tela negra colgando de horcas en el camellón de la calle de Orizaba en la Colonia Roma, que respondí con una pequeña pieza llamada De la tristeza infinita a la Primavera. En mi versión personal y llené de listones negros las ramas de un arbolito en mi casa para tener presente el dolor por la violencia en México que denunciabas con tu obra. La indiferencia es cómplice de esta situación.

A lo largo de los meses seguí documentando lo que le sucedía al árbol y al entorno. Escribí en marzo de 2013, en enero de 2014 y el último, titulado Tristeza infinita y rabia, fue el 6 de octubre de 2014, unos cuantos días después de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.

En aquella ocasión me respondiste en el blog. Te lo copio por si no lo recuerdas.

Hola Mónica!! Tal y como tú lo dices "Tristeza Infinita" parece que nunca acabará. A lo largo de estos años con frecuencia, cada vez que hay algún suceso como el horror de los muchachos desaparecidos de Iguala, imagino las telas negras, miles de ellas, colgadas a lo largo del Paseo de la Reforma, de Insurgentes, del Circuito Interior. Y también muchas veces me pregunto cómo terminar con tanta violencia y deshumanidad y al final siempre la respuesta es la misma: La violencia sólo se puede combatir con Educación, Cultura y una mejor repartición de la riqueza. Y pienso que definitivamente hacia estos puntos tendríamos que enfilar nuestros esfuerzos:
-Hacer todo lo posible por mejorar la educación en nuestro país
-Difundir la cultura, decirle a la gente que vaya a los museos, que escuche buena música, publicar nuestras obras en internet, etc.
-Fomentar que las personas no sean gandallas con el dinero, que se midan en sus ganancias y que también exijan un pago verdaderamente justo.

Besos y abrazos Mónica

Si bien estoy de acuerdo contigo y mi quehacer cotidiano está enfocado a estos objetivos, también siento (¿sé?) desde entonces, y cada vez más, que nos está cargando la chingada como país y como mundo. Creo que la tristeza infinita me invadió.

Como si hubieras sentido la desesperanza que me agarra a ratos, o quizá porque la sientes pero no te dejas abatir, hace un par de meses me escribiste y me dijiste que querías hacer una intervención en nuestro jardín, ahí donde está la astronómica cuyos listones negros se han ido rompiendo y sólo queda uno. Me dijiste que querías instalar una Antena para cambiar el mundo. No sé qué nos imaginamos Víctor y yo, pero aceptamos de inmediato. A mediados de abril tú y Adriana vinieron a ver el espacio y el 3 de mayo la instalaron.

La antena para cambiar al mundo es muy sencilla… y no.

Son listones colocados en forma radial desde el tronco de un árbol de laurel hacia el techo de la casa y algunos árboles. No sé cómo quedó en los otros lugares que la has instalado desde entonces, pero aquí quedó maravillosa. Sonrío cada vez que la veo y respiro mejor. No estoy segura si es una pieza optimista o terriblemente pesimista porque pareciera ser que la situación está tan difícil que sólo podemos recurrir al pensamiento mágico para cambiar las cosas, pero también sé bien que el arte funciona en el plano de lo simbólico y la fuerza de esta pieza está precisamente en su capacidad de hacernos sonreír. Para mí representa la maravillosa voluntad humana de seguir buscando soluciones.

Una vez colocada la pieza, a Víctor se le ocurrió que hiciéramos una inauguración con performance. Había oído tocar el violonchelo a Adriana y le pidió que viniera a improvisar. Para entonces yo sabía que este diálogo tendría más capítulos.

El 3 de junio, a las 12 del día se llevó a cabo el evento. Fue una reunión casi familiar. El día era cálido y el sonido del violonchelo de Adriana nos llegaba a lo más profundo del corazón. Víctor empezó a amarrar cuerdas de nylon de las del violonchelo: a veces las tocaba y a veces las amarraba a los listones de la antena, haciendo vibrar el aire. Adriana estaba muy contenta con el descubrimiento de esta forma de tocar el instrumento. Tú documentabas. Platicamos. Comimos tlacoyos. Respiramos un momento.

Fabiola Palapas de La Jornada cubrió el evento y Antonio Juárez lo documentó. Les paso esas imágenes luego porque Antonio ha andado tan ocupado exponiendo aquí y en Zacatecas que ni siquiera se las he pedido.

Yo ese día coloqué listones en la reja y luego pedí a los asistentes que me ayudaran a pasarlos a la astronómica. Noté que su presencia, como mi esperanza, es raquítica. Son pedacitos de tela delgados y frágiles. Su presencia no se compara con el peso de los listones negros.

No creo que mi respuesta se quede aquí. Yo espero que la presencia de la Antena tenga un efecto acumulativo. A lo mejor en algún momento utilizo sus listones gruesos y sólidos para nutrir a los del arbolito.

Por lo pronto las lluvias y la primavera han hecho que la astronómica se esté cayendo de flores. Los listones y los listoncitos ahí la llevan, aún con el cielo gris….

Gracias Gritón. Gracias Adriana. Ha sido un privilegio tener en casa la amorosa presencia de su obra.