A lo largo de los años El Tendedero ha ido cambiando. De ser una simple instalación en 1978, cuando presenté el primero en el Museo de Arte Moderno, hoy es un proyecto que, como en el caso del Tendedero de Culiacán en 2016 y el de Tuxtla Gutiérrez en 2017, implica un diálogo y un trabajo conjunto con las artistas de cada ciudad. Este formato me encanta porque me permite conocer a mis colegas -lo cual siempre me enriquece la vida- y contribuir a fortalecer procesos más largos y sólidos de arte, activismo y feminismo. Les platico del Tendedero de Tuxtla.
En algún momento en 2016, la incansable y talentosa Gely Pacheco de La Botica, Fundación de Arte Contemporáneo me propuso exponer en Tuxtla y reactivar El Tendedero. Entre su entusiasmo y el mío, el proyecto creció y en junio de 2017 me fui a dar un taller a Tuxtla para generar una exposición con artistas chiapanecas. Me topé con un maravilloso grupo de aguerridas colegas de varias generaciones, algunas por primera vez y otras a quienes conozco desde hace muchos años, como Lucy Ovilla.
Fotos M. Mayer
Después de 3 días platicando, compartiendo, soñando, entre todas diseñamos una muestra con trabajo individual y colectivo, en la que se denunciaría la violencia en contra de las mujeres, se incluirían procesos artísticos de sanación y se integraría un archivo fotográfico del activismo feminista Chiapaneco. ¿Qué más podría pedir? Lo único que interrumpió brevemente nuestro encuentro fue una alarma sísmica, pero fue un temblor leve y no pasó a más. Regresamos a lo nuestro.
La muestra se fue cocinando poco a poco y el viernes 18 de agosto de 2017 inauguramos la muestra Ivaginarium en el Ex Convento de Santo Domingo en Chiapa de Corzo, Chiapas. Un par de días antes llegué a dar otro taller para hacer El Tendedero.
Fotos: Archivo La Botica Foto M. Mayer
Ahí tuvo el gusto de reunirme con algunas de las artistas del taller anterior y conocer activistas y periodistas, mujeres y hombres, interesados en participar en la reactivación de la pieza. Platicamos en las mañanas y en las tardes salimos a la calle a obtener respuestas. Como siempre, fuimos las primeras en responder a las preguntas que después saldríamos a hacerle al público. Salimos, preguntamos y para la inauguración ya teníamos cientos de respuestas.
Fotos Archivo La Botica Foto Liiana Bellato
De la primera tarde que nos fuimos a la calle recuerdo con cariño particular a una niña como de 6 años. Habíamos invitado a tres señoras que estaban vendiendo frituras a compartir sus testimonios. Con ellas había dos pequeñas y también les dimos su hojita para llenar. La mayor de las chamaquitas nos dibujó cargando nuestro tendedero. Cuando nos alejábamos, empezó a chispear, corrió hasta donde estábamos advirtiéndonos que tuviéramos cuidado porque no quería que se mojara su dibujo. Después nos siguió y empezó a señalarnos a las personas en la plaza con quienes todavía no hablábamos, indicándonos que fuéramos a hacerlo. Era un mujerón en chiquito, con una espléndida seguridad en sí misma.
El montaje final de El Tendedero quedó muy bien y como suele suceder, las respuestas fueron conmovedoras. Nos llamó la atención que hubo muchas denuncias de nalgadas.
Fotos M. Mayer
La inauguración estuvo muy concurrida y el público leyó las respuestas con interés.
Foto Claudia Ángeles Trujillo Fotos: Archivo La Botica Foto Liliana Belatto
Yo creí que todo iba por buen camino, pero llegó el 7 de septiembre y ese primer terremoto causó graves daños en el Ex Convento de Santo Domingo por lo que la exposición se cerró al público. Algunas de las participantes en los talleres perdieron sus hogares. El piso se nos movió a todas. Yo creí que era el fin del proyecto.
Mónica Mayer, enero 2018