31 de mayo de 2014.

Hoy seguimos la misma dinámica de la semana pasada y también funcionó muy bien. Las primeras dos horas les estuve mostrando más imágenes de la conferencia de ARCHIVA. No avanzamos mucho, pero sí discutimos un montón. Los procesos son lentos: conocerse, compartir ideas, inventar proyectos, realizarlos, criticarlos y dejar sentadas las bases para los próximos. Lo difícil es llegar a ésta última fase sin que haya desgaste y problemas grupales sin resolver.

Después Gisela Muciño, que es gestora y coordinó el libro Memorias corporales. Diálogos con la historia: tatuaje y tatuadores, compartió su archivo. Me encantó. Conozco poco de tatuaje, pero los materiales que reunió a partir de los documentos personales de diversos tatuadores es sensacional. Cuando llegó al taller yo no entendía muy bien su objetivo porque el libro ya está publicado y tiene un fuerte componente de documentos integrado por lo que es obvio que entiende perfectamente bien la importancia del archivo, pero viendo el material me queda claro que ahora tiene que decidir qué hacer con todo ese material para que también le sirva a otros. ¿Donarlo? ¿Subirlo a la red? ¿Hacer una edición digital?

Gisela empezó este proyecto en 2006. Además de la investigación ha organizado exposiciones y jornadas. A partir de que empieza la investigación, tatuadores, como el Dr. Lakra, comparten con ella sus archivos. A lo largo de la plática fueron apareciendo los nombres de muchos tatuadores y espacios: El Piraña (que fue quien le tatuó la Guadalupana a Elizabeth Romero, Michael Vergas, Russo y El Gato. El archivo, al igual que el libro, también incluye imágenes que ilustran el tatuaje y otras prácticas corporales prehispánicas, fotografías de tatuaje carcelario, tatuaje cholo, etc. En fin. Todo un universo que desconozco.

Gisela ha estado investigando la relación arte/tatuaje en el Archivo de Pinto mi Raya. Al principio le dije que había poco. Está el libro Semefo. 1990-1999. De la morgue al museo que editó la UAM en el que hay referencias a su exposición de tatuajes recuperados de cadáveres y el catálogo de mis colegas performanceros de La Periferia en Mérida cuyo reciente catálogo incluye documentación de Para llevarte a flor de piel en 2009, proyecto para el que nos pidieron a diversos artistas diseñar tatuajes y la acción consistió en que la noche de la acción el público podía tatuárselos de manera gratuita. Después me fui acordando de los performances que involucraron tatuajes, como los de Elizabeth Romero y Luis Orozco o los de las alumnas de Maris que se tatuaron el logotipo de Polvo de Gallina Negra y que acabó en la pieza Tatuajes Transfronterizos en la que ella también se tatuó. Y ayer, durante la plática, recordé que Vida Yovanovich tiene mujeres tatuadas en sus serie Soledades Sonoras y que seguramente hay material interesante en el libro Guadalupe en mi cuerpo como en mi alma que editó Marie Pierre Colle Corcuera, y cuya exposición se presentó en las rejas de Chapultepec en 2003. A los archivos (como a la memoria) siempre hay que rascarles. Uno de los días que vino a investigar a Pinto mi Raya le escribimos a Felipe Ehrenberg para que le contara a Gisela quién y en dónde le habían tatuado los huesitos en la mano. Encontramos todo este material porque nosotros sabemos dónde está y quienes han trabajado diversos tipos de proyectos, pero no tengo idea cómo se podría clasificar el archivo para acercarse a éste tipo de búsquedas tan específicas.

Se me ocurre que quizá Gisela pueda presentar su libro en Pinto mi Raya y dar una conferencia sobre su archivo y sobre lo que encontró aquí.

En la tarde se quedó María trabajando en su pieza.