A veces los Tendederos tardan en cocinarse.
En febrero de 2017 Marianna González Gastelum, Coordinadora General de Artes del Instituto Sonorense de Cultura me escribió sobre la posibilidad de hacer un Tendedero en Hermosillo, Sonora.
El tiempo pasó y casi un año después se comunicó conmigo Alina E. Martínez Ceballos, Coordinadora de Artes Visuales del Instituto, reanudó la invitación y se concretó a principios de octubre de 2018.
Me gusta hacer Tendederos. Es difícil leer las respuestas y darse cuenta que la violencia hacia las mujeres está desbordada en todos lados, pero es maravilloso conocer a artistas y activistas de distintas regiones del país para platicar, compartir y hacer alianzas.
Hermosillo no fue la excepción, aunque confieso que estuve un tanto desconcentrada porque justo cuando iba entrando para empezar el taller me topé con este escalón asesino en el vestíbulo del edificio donde se llevó a cabo y azoté como chango viejo. Me hice un esguince del cocol y, aunque rápidamente me pusieron hielo, me costaba mucho trabajo moverme, aún después de ir al hospital el segundo día a que me pusieran una bota. Alina se portó como una reina conmigo. Fungió como organizadora, anfitriona y hasta nana. Su plática inteligente siempre fue una delicia.
El taller estuvo muy bien. Participaron aproximadamente 20 personas, aunque no todas le entraron después a la activación de El Tendedero. El nivel de discusión en el grupo fue muy bueno y hubo un diálogo intenso entre posturas muy diversa. Me encantó acercarme un poquito a lo que está sucediendo por allá en términos de arte y feminismo. Las norteñas tienen una voz es clara y potente.
El Tendedero se activó en dos momentos organizados y uno improvisado.
El primero fue a la Plaza de Zubeldía el 2 de octubre, en donde los estudiantes estarían concentrándose después de una manifestación conmemorativa de la matanza de estudiantes en Tlatelolco cincuenta años atrás. Me tuve que quedar sentada en una banca por lo del pie y desafortunadamente me fue imposible ver las reacciones de quienes participaron o documentar, pero se reunieron bastantes respuestas. Me sorprendió que la marcha terminó en concierto. Era toda una fiesta. Me alegró que esta juventud puede congregarse a protestar y celebrar sin miedo a la represión.
Esa misma noche hubo una activación improvisada del Tendedero. Después del parque, Alina nos fuimos a un programa de radio y de ahí me llevó al hospital. Ni tarda ni perezosa, en lo que esperábamos a que me atendieran, se puso su delantal y empezó a preguntarle a las mujeres en la sala de espera sobre sus experiencias de acoso y obtuvo varias respuestas muy interesantes.
El Tendedero final, o por lo menos en esta etapa porque espero que sigan usándolo, se presentó en el Auditorio Centro de las Artes de la Universidad de Sonora, como parte de las actividades del Festival de la Imagen FotoSonora 2018.
Montamos la estructura, colocamos las respuestas que ya se habían obtenido e invitamos a quienes pasaban por ahí a leer y a responder. Me gustó mucho la estructura por portátil. Se dobla bien y como tiene forma de biombo se puede colocar sin mayor dificultad.
El Tendedero se fue llenando a lo largo de dos horas. Lo vi crecer poco a poco y a los grupos de jóvenes leyendo. Alguien me comentó que debería llevarse a la Facultad de Ingeniería porque parece que ahí el machismo es muy evidente y las jóvenes no pueden pasar sin que las acosen.
Después di mi conferencia y cuando salimos, ya de noche, las personas seguían contestando y leyendo.
Fue un placer trabajar con este maravilloso grupo de mujeres.
Aquí les dejo algunas de las respuestas.
