Siempre he dicho que una obra es 90% contexto y 10% lo que proponemos quienes la producimos.

El Tendedero es el ejemplo perfecto ya que, después de estar muchos años guardado, revivió cuando me invitaron a presentarlo en la exposición Wack: Art and the Feminist Revolution y empezaron a pedírmela en otras muestras. En los últimos dos años, con las fuertes batallas nacionales e internacionales que se han dado contra el acoso, la pieza se ha popularizado porque desafortunadamente sigue siendo necesaria. Hoy en día es la obra que me piden y seguiré presentándola mientras sea útil, pero a veces me preocupa que el resto de mi trabajo no se vea. Por eso, cuando Gloria Maldonado me invitó a presentar El Tendedero en el Cervantino, también propusimos que se presentaran las otras dos piezas: Yo no celebro ni conmemoro guerras y Maternidades secuestradas.

Dado que el Cervantino giraba en torno al tema de la Revolución, la primera era idónea porque dialogaba de manera crítica con la idea central de esta versión del festival. Pero más allá de cuestionar el tema de la revolución, propusimos dos piezas cuyo eje es la participación del público para subrayar que los cambios sociales más perdurables y menos violentos son los que se logran a través de ésta. Además, los tres son proyectos hechos en colaboración.

Yo no celebro ni conmemoro guerras empezó en 2008 como un cuestionamiento directo a las celebraciones del Centenario de la Revolución y de la Independencia que teníamos en puerta. La pieza es una frase que aparece en distintos contextos, como texto, gráfica, en objetos o integrada a un performance. La hemos ido documentando desde un principio, como pueden ver aquí.

Pero ha seguido creciendo. En 2015 nos la pidieron para el proyecto Batiente 0.7 en la Casa del Lago y presentamos una versión documental de esta acción en la instalación Nuestras banderas  junto con otro performance que presentamos Víctor y yo como parte del proyecto Acciones en Ruta de 2003.

Para el Cervantino lo que nos propusimos es presentar el mayor número posible de objetos e impresos en los que hubiera aparecido la frase para dar idea de lo que ha abarcado. Yo no celebro ni conmemoro guerras ha sido una pieza participativa en varias de sus versiones. Por ejemplo, en algunos performances le regalábamos al público un botón con la frase a cambio de que llenaran otro con lo que celebran en su vida diaria. En Chiapas, en la exposición Demarcar el cuerpo organizada por Juan Ramón Lemus en 2011, se imprimieron en grande los botones con la frase y el que estaba en blanco e invitamos al público a responder. Lo mismo hicimos en el Cervantino.

Una cosa que me llamó mucho la atención fue que en una visita guiada que dimos de la exposición había un señor inglés que había participado en la guerra y se acercó conmovido a decirme que estaba totalmente de acuerdo con nuestra frase. Que quienes habían participado en guerras y sabían lo que significaba realmente en carne propia, jamás las celebraban.

Maternidades Secuestradas es un proyecto que empecé en 2012 y que plantea los problemas de la maternidad en la actualidad. En su versión en mi exposición en el MUAC en 2016, la pieza se activó invitando al público a ponerse un delantal y tomar una de los planteamientos sobre la maternidad específicamente en el medio cultural, pararse frente a la documentación de la manifestación que hicimos en aquel momento y tomarse la selfie.   Lo mismo hicimos en el Cervantino.

Fotografías: Víctor Lerma y Mónica Mayer

Mónica Mayer, abril 2018

A principios del 2017 me escribió Gloria Maldonado Ansó invitándome a participar en la edición número 45 del Festival Internacional Cervantino (FIC) cuyo tema central sería Revoluciones – 100 años, conmemorando los centenarios de la Revolución Rusa y la Constitución Mexicana y el bicentenario de la Revolución Industrial Europea. Acepté de inmediato porque Gloria, que es subsecretaria de artes visuales del FIC también es una guerrera del arte cuya incansable labor respeto desde hace años.

El tema del FIC me encantó porque como feminista con una postura antibélica se prestaba para proponer un proyecto que cuestionara las narrativas grandilocuentes que generalmente rodean el tema de las guerras. Además de presentar proyectos como El Tendedero que visibiliza la violencia sexual y promover una “revolución” cultural, otros como Yo no celebro ni conmemoro guerras, que empezamos Víctor Lerma y yo desde 2008, cuestiona que busquemos resolver conflictos entre naciones a través de la diplomacia, pero culturalmente seguimos considerando “héroe” a quien los resuelve por medio de la violencia.

Como en otras ocasiones, la principal cómplice y curadora de la exposición fue mi querida Karen Cordero, quien tiene perfectamente claro cómo hacer exposiciones con un planteamiento artístico propositivo a partir de ideas feministas que contemplan el tema y la forma, el objeto artístico y su documentación y la participación.

La exposición fue del 22 al 29 de octubre de 2017 en la Sala Polivalente de la Universidad de Guanajuato. A lo largo del proceso contamos con el apoyo amable y generoso de Luz Adriana Ramírez Nieto, Coordinadora de Espacios de Arte de Extensión Cultural de la universidad.

¿Revolución o participación? incluyó tres pro

yectos participativos de largo aliento: Maternidades secuestradas, El Tendedero y Yo No Celebro ni Conmemoro Guerras. En los 3 casos se presentó documentación de iteraciones anteriores y se activaron nuevamente.

En esta ocasión me acompañó Víctor Lerma porque Yo No Celebro ni Conmemoro Guerras es pieza de ambos y porque el día 12, que fue la inauguración de las exposiciones en la universidad, ofrecí una conferencia introductoria seguida de una mesa de diálogo con él y con Karen.

Algo que me gustó mucho de la mesa es que nuestras amigas de los colectivos Lana desastre (a quienes invité al cierre de mi expo en el MUAC),Tejer es punk y Madeja jaja, quienes realizaron el Panal monumental en las escalinatas de la universidad, hicieron una pequeña intervención y colocaron parte del tejido en la mesa.

Obtuvimos las respuestas para El Tendedero del Cervantino a partir de salidas a la calle de quienes participaron en un taller que di para artistas y estudiantes. Siempre disfruto mucho estos talleres porque son un espacio para entender las problemáticas específicas de cada lugar y conocer a personas maravillosas.

Pero también nos ayudaron algunos activistas de Amnistía Internacional (AI), quienes han utilizado la dinámica del Tendedero como parte de sus actividades en contra de la violencia hacia las mujeres y con quienes hicimos una pieza el 8 de marzo de 2016 frente a Bellas Artes en la CDMX.

Aunque los papelitos en los Tendederos siempre son color de rosa en referencia al primero de 1978, en los que he hecho con AI también los hay amarillos, que es su color oficial. El video que hizo AI en aquella ocasión se presentó en la muestra.

Las salidas a la calle con quienes participaron en el taller fueron intensas. Cerca de donde nos colocamos, justo afuera de una iglesia, había una carpa con personas rezando en contra del aborto día y noche. Sus mandiles no eran muy distintos a los nuestros. Tenía ganas de decirles que defiendo la interrupción legal del embarazo porque las mujeres tenemos derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, pero que yo tampoco quisiera que hubiera abortos. Dudo que alguien se embarace por el gusto de abortar. Quería invitarles a rezar (y actuar) en contra de las violaciones, la falta de educación sexual y por buen acceso a anticonceptivos, que son algunas de las causas por las que las mujeres se embarazan en contra de su voluntad. Esto reduciría buena parte de los abortos. En fin. No me desvío más en este texto como no lo hice en ese momento que opté por la prudencia y por concentrarme en El Tendedero, pero seguiré pensando en cómo tender puentes aún con las personas con las que estoy en completo desacuerdo.

Salimos al a calle y, como siempre, desafortunadamente, las respuestas empezaron a fluir.

Durante este tendedero sucedió una situación compleja. Alguien denunció a un maestro anónimamente y él me escribió diciéndome que era difamación y que este tipo de situaciones ya se habían dado anteriormente con otros maestros. Como le expliqué, en el taller siempre planteo que la pieza busca compartir experiencias para visibilizar la violencia pero no es un espacio para denunciar de manera anónima porque esto es contraproducente ya que generalmente no lleva a un castigo y aviva la violencia en contra de las mujeres. Creo que el escratche es un tipo de denuncia que funciona cuando se hace de manera colectiva y como un último recurso una vez que se interpeló al acosador (personalmente, en grupo, a través de carta, etc.) o se denunció ante las autoridades y no hubo resultado alguno, pero especialmente en universidades, lo importante es fortalecer los protocolos que permitan denuncias formales. Propuse dos acciones. La primera es que respondiera a la acusación en la pieza a manera de derecho de réplica. En segundo lugar le plantee que me parecía que teníamos la oportunidad de convertir el conflicto en un excelente ejercicio pedagógico organizando mesas redondas sobre acoso y difamación. Mi respuesta fue con copia a Adriana, por si consideraba pertinente que organizáramos estas mesas desde la exposición o posteriormente.

Hasta donde sé, mis propuestas no tuvieron eco. Ojalá lo hagan en algún momento porque abrir estos temas a discusión permite encontrar formas de apoyar a quienes quieren hacer denuncias formales. Algunas universidades, incluyendo la UG, tienen un protocolo en contra de la violencia de género, pero el estudiantado no necesariamente lo conoce. También ayudaría a que quienes están padeciendo este tipo de violencia se puedan organizar para recibir ayuda legal o psicológica si la requieren y a que se conozcan y sepan que no están solas. Actuar en grupo suele ser más efectivo.

Dicho lo anterior, también sé que los testimonios de acoso anónimos han tenido buenos resultados cuando son colectivos y específicos a un contexto, como fue el caso de las denuncias que hicieron en el Tec de Monterrey en noviembre del 2017 en cartulinas en su plantel y a través del blog #AcosoEnLaU y lograron que las autoridades tomaran cartas en el asunto. Y, naturalmente, hay ejemplos en los que se acusa a alguien injustamente como le acaba de suceder a Sabina Berman que, aunque se disculpó públicamente, acabó dañando a quien denunció erróneamente. Y sé que denunciar legalmente es un brete espantoso. En fin, cambiara fondo nuestra cultura no es fácil.

Me quedo con la inquietud de cómo transformar El Tendedero que empezó en un momento en el que el acoso estaba totalmente naturalizado y era necesario abrir un espacio anónimo para visibilizarlo. Hoy el tema está en la mesa y, aunque muchas veces sea un grito violento y/o desarticulado, está llevando a discusiones sociales necesarias. Pero las instituciones aún no responden adecuadamente, dejando a quienes denuncian expuestas a la frustración, a la revictimización, a la violencia y ser demandadas, por lo que muchas denuncias siguen siendo anónimas, aunque esto generalmente desactiva su efecto y causa otra serie de problemas. Quizá hoy el Tendedero tendría que incluir la manera de echar a andar procesos más profundos en cada contexto: ¿Ayudaría si estoy más en contacto con organizaciones feministas locales? ¿Hará falta proponer que si se hace el Tendedero en una universidad vaya acompañado de foros sobre acoso? ¿Tendría que hacer una página con recursos legales y psicológicos sobre violencia en contra de las mujeres? ¿Centro el taller en esta discusión? Sus sugerencias siempre serán bienvenidas.

Fotografías: Víctor Lerma y Mónica Mayer

Mónica Mayer, febrero 2018

  Foto Yuruen Lerma

En 1980 hice El Tendedero L.A., durante Making it Safe, el proyecto artístico de Suzanne Lacy para disminuir la violencia hacia las mujeres en la comunidad de Ocean Park y su documentación se presentó en Radical Women: Latin American Art 1960-1985 en el museo Hammer en Los Ángeles, California del 15 de septiembre al 31 de diciembre del 2017. También me invitaron a reactivar la pieza.

La exposición

Cecilia Fajardo-Hill y Andrea Giunta curaron esta espléndida exposición que reúne obra de más de 100 artistas latinoamericanas de 15 países en torno al cuerpo, su performatividad, presencia política y erotismo.

La muestra se gestó a lo largo de aproximadamente 8 años, la mayoría dedicados a investigar el trabajo de muchas artistas, desde las ampliamente reconocidas como Ana Mendieta o Marta Minujín hasta otras ignoradas por las narrativas del arte contemporáneo, como Ana Victoria Jiménez. Esta es una de esas exposiciones que transforman la historia, como en su momento lo hizo Wack: Art and the Feminist Revolution que organizó en 2008 Connie Butler, curadora en jefe del museo y cómplice fundamental de Radical Women. Aunque desde hace años he estado muy interesada en las mujeres artistas, a muchas de mis colegas latinoamericanas no las conocía y de otras había oído pero no había visto su obra. La información no siempre ha fluido entre nuestros países.

Fotos: Yuruen Lerma

Se imaginarán que yo estaba como niña en dulcería. Recorrí la exposición ochenta veces y cada vez descubría algo nuevo. Pero lo más maravilloso es que llegaron 40 de las artistas a la inauguración.

De izquierda a derecha: Magali Lara, Graciela Carnevali, Mónica Mayer y Andrea Giunta. Fotos: Yuruen Lerma

Como siempre, me dio un enorme placer saludar a Graciela Carnevale y Judy Baca, a quienes aprecio mucho. Así mismo me encantó conocer a María Evelia Marmolejo en persona porque ya éramos cuatachas en FB y platicar por primera vez en la vida con la chilena Janet Toro, cuyo trabajo me conmovió.

Con Sandra Isabel Llano. Foto: Yuruen Lerma

También llegó la colombiana Sandra Isabel Llano, con quien estudié en San Carlos en los 70’s y a quien no veía hace años.

Como parte de las actividades paralelas se llevó a cabo el simposio The Political Body in Latina and Latin American Art en el cual tuve el placer de participar. Aquí lo pueden ver.

Y aquí les dejo una reseña de Jeri Finkel del simposio para The Art Newspaper sobre el simposio. La foto es también es de Finkel.

Y no se pierdan el catálogo, que incluye textos de las curadoras, de autores como Carmen María Jaramillo, Rodrigo Alonso y Rosina Cazali.

Fotos: Yuruen Lerma Selfie con Yuruen, Karen Cordero y yo. 

Karen Cordero escribió sobre las artistas mexicanas y Julia Antivilo (Chile), María Laura Rosa (Argentina) y yo contribuimos con un texto a 6 manos sobre arte feminista en América Latina.

Aquí les dejo una reseña del catálogo escrita por Gillian Sneed.

La muestra se presentará en el Brooklyn Museum en Nueva York entre el 13 de abril y el 22 de julio de 2018 y posteriormente viajará a la Pinacoteca de São Paulo. Desafortunadamente no se logró traerla a México.

Foto: Yuruen Lerma. Las voluntarias también entraban a las salas a pedir respuestas. Aquí están dos personas ya llenando las hojitas frente a otra de mis obras en la expo.

El Tendedero de Radical Women

En la exposición se presentaron varias obras mías (Lo Normal, documentación de El Tendedero L.A. y A veces me espantan mis fantasías) y de Polvo de Gallina Negra, el grupo de arte feminista que fundamos Maris Bustamante y yo a principios de los años ochenta, había dos videos del proyecto ¡MADRES! y la agenda feminista con la Receta para hacerle el mal de ojo a los violadores o el respeto al derecho del cuerpo ajeno es la paz.

Me pareció muy adecuado que expusieran El Tendedero L.A. por ser en la misma ciudad, casi treinta años después y porque la pieza ejemplifica los vínculos entre las artistas feministas de México y las de Estados Unidos. También me pidieron que reactivara la pieza durante los primeros días de la muestra, a manera de performance. Esos días no paré.

Por cuestiones de tiempo y de distancia, este Tendedero fue un poco diferente.

Las preguntas la decidí previamente con las curadoras y estaban en inglés y español.

¿Qué te haría sentir más segura como mujer en Los Ángeles? ¿Cuándo fue la primera vez que te acosaron sexualmente? ¿Te han acosado en la escuela o universidad? ¿Cuál es tu experiencia de acoso sexual más reciente?

Foto: Yuruen Lerma

El Tendedero se colocó afuera de las salas de exhibición y el museo consiguió a un grupo de voluntarios, estudiantes en su mayoría, que hacía guardia a lo largo del día solicitando respuestas del público. Antes de su turno, me reunía con cada grupo y le daba una breve explicación de la pieza y cómo acercarse al público. Me conmovió mucho que Divana Olivas, una de las voluntarias, escribió un texto en su blogsobre su participación en la pieza. Los otros voluntarios fueron Chloe Landis, Michelle Kim, Angel King, Clara Vara Escamilla, Lucy Sánchez, Vanessa Guzmán, Gabriela Mesa, Belen Moreno, Ji soo Chung, Iván Hernández, Emily Nelms Pérez, Emmanuel Gálvez, Marilyn Castillo, Anushka Sapra y Carissa Mosley.

Fotos: Yuruen Lerma

El primer grupo salió a la calle a obtener respuestas y se topó con una resistencia total. Aunque sabía que asistirían muchas personas a la inauguración de la muestra y al simposio por ser una de las propuestas más llamativas del enorme proyecto Pacific Standard Time LA/LA de la Fundación Getty, al principio creí que no lograríamos llenar el tendedero en 4 días ya que requería de casi 600 respuestas.

              Con Cecilia Fajardo-Hill

No tenía de qué preocuparme. A la apertura llegaron cerca de tres mil personas y muchas participaron en la pieza escribiendo y/o leyendo. Esa misma noche se llenó. Desafortunadamente, las historias en Los Ángeles son igual de terribles que las de México.

Foto: Yuruen Lerma

Les comparto la pequeña crónica que hice de la inauguración para FB:

La inauguración oficial de Radical Women estuvo sensacional. Conocí personalmente a muchas artistas latinoamericanas que admiro y saludé a otras que conozco y quiero. Por ahí andaban mis queridas Karen Cordero, Magali Lara, Ximena Cuevas y Lourdes Grobet de México. Naturalmente estaban radiantes y felices Cecilia Fajardo-Hill y Andrea Giunta, las aguerridas y talentosas curadoras que hicieron esta exposición posible y la maravillosa Connie Butler. Llegaron miles de personas y había colas esperando a ingresar a un museo de entrada libre al que pueden regresar en cualquier momento. Parece que, en estos ásperos momentos políticos en EU, era importante estar ahí, además de que está siendo considerada una de las exposiciones más aportadoras del proyecto PST LA/LA. Vi amigas de mis tiempos en el Woman's Building, periodistas y personas dedicadas a la crítica, colegas de México, curadoras y académicas de varios continentes y generaciones, amigas artistas de LA, funcionarias mexicanas de altísimo nivel, galeristas de espacios muy reconocidos y también de espacios alternativos y coleccionistas de las que una solo lee. El Tendedero acabó de llenarse a pesar del acelere de la noche y la gente seguía escribiendo aún después de que se fueron lxs voluntarixs que me apoyaron. Pero para mí, lo más lindo es que pude compartir este momento tan importante con Yuruen Lerma.

Foto: Yuruen Lerma

Para cuando lo descolgaron estaba retacado.

           Fotos Mónica Mayer

Uno de los aspectos más disfrutables de este Tendedero y el del National Museum of Women in the Arts del que les platicaré más adelante es que mi hija Yuruen me ayudó a realizarlos y a documentarlos. Algunas de sus fotos ilustran este texto. De hecho, viajamos de la CDMX a Washington a dar los talleres que servirían para plantear las preguntas de aquel Tendedero y conocer a artistas y activistas, y de ahí volamos a Los Ángeles. Llegamos el jueves 14, la expo se abrió al público el 15, se inauguró el 16, hubo eventos el 17 y el 18 fue el simposio. Como comenté, no paramos un momento.

Habíamos reservado el día 19 de septiembre para ver amigos y visitar algunas de las magníficas exposiciones de PST, incluyendo Another Promised Land. Anita Brenner in Mexico, la espléndida muestra que curó Karen Cordero para el Skirball Cultural Center.

Ese día nos fuimos a desayunar con Amelia Jones, que de ahí se iría a ver Radical Women. Nuestra conversación era un tanto lúgubre por la situación política en Estados Unidos. De repente, el SkyAlert en nuestros celulares empezó a sonar desesperadamente. Sismos, leves, moderados, fuertes y violentos. No parecían parar. Muy alarmadas, logramos ponernos en contacto con nuestras familias y nos tranquilizamos un poco al saber que todos estaban bien. Seguimos con nuestras actividades pero ya no nos pudimos concentrar ni tantito. Permanecimos pegadas al celular. Nuestro horror crecía con cada noticia, una peor que otra. Al día siguiente regresamos a la zona de desastre.

Les dejo algunas de las respuestas que se recogieron en El Tendedero.  

Las voluntarias escribieron sus reflexiones sobre la experiencia en papelitos blancos.

Hubo respuestas en varios idiomas.

 Fotos: Yuruen Lerma

Mónica Mayer, enero 2018

Felizmente, a pesar de los temblores, El Tendedero ha seguido presente en Chiapas.

Ivaginarium tuvo que cerrar en el Exconvento de Santo Domingo en Chiapa de Corzo antes de lo programado por el terremoto del 7 de septiembre de 2017, pero el 13 de noviembre empezó su itinerancia en la Galería de Arte de Cintalapa.

Por lo que vi en las fotos que subieron al FB tanto la sede como algunas de las artistas, la inauguración estuvo muy bien.

Las curanderas aparecieron nuevamente, adaptándose al nuevo espacio.

Creo que este es uno de los tendederos que más me han conmovido porque llegó a un público joven. La galería organizó visitas guiadas para estudiantes, como este grupo de alumnos de la Escuela Primaria Simón Bolívar.

Como narran en su página de FB “Se les dio una visita guiada, se les explicó a detalle cada una de las piezas, se les explicó la dinámica del tendedero y respondieron las preguntas escritas. Al terminar el recorrido hicieron una actividad de "autorretrato" se dibujaron a ellos mismos y alguien cercano a su familia. La siguiente actividad fue una sesión de respuestas a preguntas escritas por ellos de forma anónima sobre sus dudas e inquietudes de la sexualidad. Por último pegamos y expusimos sus trabajos de forma temporal de una semana.”

Hasta salió una pequeña nota sobre la exposición de Darío Peralta.

Pero las colegas en Chiapas han seguido activando El Tendedero. Como se reporta en Voces Feministas el 29 de septiembre de 2017, se llevó a cabo la conferencia “Acoso callejero, conversatorio de expresión corporal” en el cual participó Gely Pacheco, que también es parte del portal. El Tendedero se activó de manera simultánea en el lobby, reuniendo más de cien respuestas.

Así mismo, a principios de enero Liliana Bellato Gil, quien participó en El Tendedero de Tuxtla, llevó a cabo la presentación de su guía para prevenir la violencia feminicida Bellato Gil y al final del evento la pieza se activó nuevamente. En esta ocasión usaron papelitos de colores y había preguntas dirigidas a los hombres, lo cual me pareció muy bien.

Creo que El Tendedero de Tuxtla siempre será uno de mis favoritos. A pesar de las dificultades telúricas, el trabajo en equipo y la sororidad fueron maravillosos. Además, la pieza ya agarró vida propia como una dinámica desde el activismo. ¿Qué más puedo pedir?

Antes del terremoto del 19 de septiembre El Tendedero tuvo otra aparición, en Los Ángeles, California. Pero esa, es otra historia.

Fotos: Archivo La Botica. Fundación de Arte Contemporáneo

Mónica Mayer, 2018