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Martes, 22 Julio 2014 00:00

Arrebato de un Encuentro (y las zancadillas)

Miércoles 15 de septiembre de 1993. Sección Cultural, pág. 2. El Universal.

LA BATALLA DE DOS GRANDES SEÑORAS.

Tanto en la rueda de prensa como en la presentación de la exposición Ocumicho: arrebato de un encuentro, en el Museo de Arte Moderno, salían chispas cada vez que la doctora Teresa del Conde, directora del museo, confrontaba su postura ante el arte con la de la señora Mercedes Iturbe, curadora de la muestra, cuya molestia también era evidente. Ambas estaban seguras de que su posición sobre lo que es arte y lo que es artesanía era la verdadera:
Mientras que la primera defendía el espacio del MAM para el arte moderno, la segunda insistía en invadirlo con otras manifestaciones creativas contemporáneas. Era evidente que para Del Conde esta exposición se salía de la línea del museo, lo que nos hace pensar que se la impusieron desde arriba y que Iturbe se sentía muy incómoda porque el museo alteró su propuesta de curaduría original invitando a Víctor Lerma.
Arrebato de un encuentro es un proyecto de Mercedes Iturbe en el que invitó (y suponemos les pagó que generosamente) a las artesanas de Ocumicho, Michoacán, a que interpretaran imágenes de la conquista de México en barro para exponerse en España en 1992.
Anteriormente el trabajo de estas mujeres ya había causado furor en Europa con un proyecto similar sobre la revolución francesa. Como una propuesta del museo para ligar un producto que no cae dentro de las normas del arte moderno, se encargó a Víctor Lerma 12 electrografías, utilizando las mismas fuentes dos mundos, el de las vanguardias de la alta tecnología en el arte y el artesanal.

NO SOY DE AQUÍ NI SOY DE ALLÁ

Me es difícil tomar partido en este conflicto sobre los problemas limítrofes del arte. Como artista, considero que el arte y las artesanías son sistemas con objetivos, formas de distribución y de consumo particulares. El artista pretende desarrollar lenguajes novedosos y hasta el pos- modernismo que plantea el reciclaje de imágenes, reciclaje de imágenes, requiere de una nueva presentación para vender su producto. Y lo moderno, por definición, se toma en serio el mito de progreso,del cambio perpetuo. Esto lleva al constante asesinato de las tradiciones.
Asimismo, aunque haya parvadas enteras de "artistas" que repiten imágenes (las propias o las de sus cuates) de manera casi artesanal, todos queremos creer que nuestro trabajo parte de un proceso individual.

En este sentido, Arrebato de un encuentro no pertenece en el MAM por porvenir de un sistema artesanal en el que no existe la conciencia de aportar o revelarse y en el que se busca reforzar las creencias de la comunidad. Sin embargo, es curioso que la artesanía de temas diabólicos de Ocumicho surge en los años sesenta, cuando los artesanos, viendo que gustaban las piezas de Marcelino Vicente, empezaron a copiarlas. No son producto de una tradición ancestral, por lo que aceptan propuestas de temas tan ajenos a su realidad como la revolución francesa o la conquista de México. Si las artesanas no se apropian conceptual o críticamente de las imágenes que les proporcionaron, no consumen sus productos ni los distribuyen y ni siquiera seleccionan el tema a tratar (aunque sí les dieron chance de escoger entre varias imágenes), ¿no serán como una maquila cultural?

En este sentido, como la propuesta conceptual es de Mercedes Iturbe, ella debería estarse presentando como artista y no como curadora. Ella es quien mentalmente traza el puente entre diferentes épocas y culturas que las artesanas convierten en objeto. La propuesta de Iturbe pudo haber sido interpretada por la familia Linares en forma de alebrijes, en papel picado o en la versión de los artesanos que hacen los judas. Otra cosa hubiera sido si en lugar de interpretar las ideas de Iturbe, les hubieran pagado a las artesanas por expresado las mil y una maneras las conquistas que padecen hoy en día.

Es innegable que las esculturas en barro de Ocumicho: arrebato de un encuentro en el MAM son un manjar y nutritivas para cualquier artista. Sin embargo, no caben dentro de las reglas, mitos y dogmas que nos creemos los artistas sobre el arte, lo que seguramente tiene sin cuidado a las artesanas, aunque evidentemente a Iturbe no, porque de lo contrario hubiera buscado otra sede para exponerlas. No en vano ella mencionaba con orgullo que los críticos europeos recibieron con brazos abiertos esta producción, considerándola artística. Bueno, es como cuando los blancos dicen que no pueden distinguir individuos entre los negros porque todos se parecen. Los europeos están tan alelados de lo que se produce por acá, que cometen errores de percepción que ante sus propios productos artesanales serían inconcebibles.
Pero, por otro lado, como feminista, me gusta que la obra de las artesanas entre al MAM. Después de todo, la historia del arte, escrita por los hombres blancos, empezó a trazar un surco entre el trabajo de los hombres y el de las mujeres, y casualmente a lo que los hombres más se dedicaban quedó del lado del arte (que se considera más valioso) y la producción realizada primordialmente por mujeres (bordado, cerámica, textiles, etc.) pasó a un segundo plano. Así mismo, la diferencia entre arte y artesanía muchas veces tiene que ver con las relaciones de poder entre etnias, cla.nes y naciones, que con los objetos.

EL MONTAJE

A últimas fechas el MAM ha realizado museografías didácticas que considero muy valiosas porque creo que contextualizar la obra y dar al público general herramientas para acercarse al arte, es función importante del museo. En esta exposición, cuya museografía fue una batalla entre lo que quería el museo y la propuesta de Iturbe, el público salió perodiendo y se desaprovechó el trabajo de Lerma como contrapeso, dejando incluso grandes áreas de mampara en blanco, haciendo que las esculturas se pierdan.

Por ejemplo en la exposición NEUCENTROS, que se llevó a cabo el año pasado en el MAM, incluyeron fichas técnicas sobre las piezas de las que partieron los artistas para hacer sus obras. En esta exposición la información sobre las fuentes iconográficas es deficiente y en ocasiones es difícil triangular entre la fuente, la propuesta artesanal y la artística. Asimismo, por lo menos a mi, me hace falta más información sobre las artesanas, su realidad social, y el contexto de su producción. Una de las peores mañas que tenemos es descontextualizar el trabajo artístico/artesanal y luego querer entender y evaluar todo como si participara de los mismos procesos culturales. A nivel personal, me gustaría saber qué efecto ha tendido sobre las artesanas el éxito internacional de su producción, aparte de los beneficios económicos. Tampoco hubiera estado mal que se incluyeran la respuesta de crítica y prensa que tuvo esta exposición en Europa, porque no es lo mismo llevar "me- xican curios" para allá, que presentarlos aquí.

En cuanto a la obra de Víctor Lerma, además de mostrar el uso de la alta tecnología en el arte, es una propuesta que no se engolosina con imágenes del pasado, sino que pretende alterar sus contenidos políticos por medio de la desconstrucción de imágenes. Para quienes conocemos bien la obra de Lerma es interesante ver cómo aplicó a imágenes figurativas, la propuesta de juego de planos, perspectivas y volúmenes virtuales que ha venido desarrollando por medio de formas abstractas. A pesar de que Lerma considera su participación en este proyecto como un apoyo museográfico más que como una exposición personal, logró apropiarse completamente de las fuentes.

Desafortunadamente Mercedes Iturbe se opuso a que se expusieran las 12 obras de Lerma y a que se colgaran como habla especificado el artista jugando con distintos relieves y desplazamiento de planos. Es curioso que Iturbe alabó la actitud de apertura de las artesanas para con su propuesta, pero ella misma se mostró renuente a aceptar la del MAM y el respeto que dice tener para con las artesanas, no lo tuvo con el artista.

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