Domingo 10 de agosto de 2003.
Excelsior
El último proyecto de Víctor Lerma, integrado por una misma exposición presentada en dos etapas, conjunta sus investigaciones plásticas de la última década y la directriz conceptual que ha manejado tanto en su obra personal como en los proyectos de "arte conceptual aplicado" (nombrados así por él y su coautora Mónica Mayer).
Las piezas exhibidas en Mancha Urbana, en el Jardín Escultórico de Xalapa (primera etapa), aparentan ser exploraciones meramente plásticas, pero junto a las preocupaciones formales, técnicas y cromáticas que las rigen, existe un discurso -a veces tangencial- que involucra a las ideas como protagonistas o puntos de quiebre de las mismas.
La ciudad, tema central de la investigación visual de Lerma, ha sido medular en las reflexiones contemporáneas, debido al fracaso de las utopías de equidad y bienestar humanos, al desastre ecológico, y a nuestra mirada desencantada del progreso.
Se acerca al tema interpretando, a través del dibujo, la pintura y la gráfica digital, vistas aéreas de la ciudad que reflejan tanto la convivencia del orden y el caos, como su condición jerarquizada y estratificada.
A partir de formas geométricas simples, de líneas, y de manchas de color, genera distintas planimetrías que representan bidimensionalmente sus ideas del paisaje citadino (en sus componentes rural y edificado).
Su producción busca claramente desarrollarse en el espacio intersticial de la pintura y la escultura, para lo que se asiste de distintos recursos.
El primero de ellos es la construcción modular de sus formatos: vinculado a las ideas tanto de edilicia arquitectónica como de ensamblaje tridimensional, el segundo es el suaje o corte que, como constante en su trabajo, sugiere otros planos dentro de la bidimensionalidad, y el tercero es el juego espacial de sus superficies pictóricas y dibujísiticas.
Las piezas que llama esquineros son de varios tipos: aquellos que siguiendo el muro doblan en la esquina para seguir en el otro plano, los que además de abarcar dos muros continúan su extensión también al techo, y los mixtos, que consisten en dípticos o polípticos donde se conjuntan diversos esquineros.
Estos interesantes juegos de formatos bidimensionales, que se tornan espacialidad, se asocian por un lado a las artes aplicadas en su búsqueda de adecuación a los espacios arquitectónicos y, por otro lado, a los desarrollos tridimensionales que proponen desde la modernidad una relación más dinámica con el espacio. Completan la exposición distintas piezas de gráfica digital, la mayoría intervenidas con pastel y grafito.
Piezas como" Abstracción ilegítima de una imagen urbana" (políptico de 12 partes) utilizan el color electromagnético y las calidades de los pinceles sobre el papel algodón, para insistir en las formas geométricas y en planimetrías de color.
La apuesta conceptual más legible en su producción es "La gran ciudad", donde aparecen listas de conceptos. Leemos enumeraciones como: "1. Angula agudo, II- Tú y yo, III. Reja, IV. Árbol, V. Cartografía", que a pesar de su naturaleza verbal introducen una ambigüedad inquietante entre plástica y concepto.
La misma exposición se presentará en la ciudad de México el próximo octubre, con las mismas piezas, pero con distinto título y otra intención del artista.
La segunda etapa se va a llamar Uno a uno e invitará a individuos de diferentes ocupaciones y edades, de uno en uno, a dialogar con él y su obra.
La idea que no formamos de ambas exposiciones es diferente, a pesar de que la obra expuesta es la misma.
Con ello revela a la condición artística como una idea subyacente que depende de la intención del artista y de la interpretación del receptor (más que como una propiedad intrínseca de los objetos),y propone nexos extraartísticos entre creador y espectador.
Víctor Lerma rescata la idea de conjuntar la autonomía del campo plástico y la injerencia de ideas: sensibilidad e intelecto como salida para el arte.
Aurora Noreña, crítica de arte.