Lunes, 26 Febrero 2018 12:13

¿REVOLUCIÓN O PARTICIPACIÓN? #1. LA EXPOSICIÓN Y EL TENDEDERO

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A principios del 2017 me escribió Gloria Maldonado Ansó invitándome a participar en la edición número 45 del Festival Internacional Cervantino (FIC) cuyo tema central sería Revoluciones – 100 años, conmemorando los centenarios de la Revolución Rusa y la Constitución Mexicana y el bicentenario de la Revolución Industrial Europea. Acepté de inmediato porque Gloria, que es subsecretaria de artes visuales del FIC también es una guerrera del arte cuya incansable labor respeto desde hace años.

El tema del FIC me encantó porque como feminista con una postura antibélica se prestaba para proponer un proyecto que cuestionara las narrativas grandilocuentes que generalmente rodean el tema de las guerras. Además de presentar proyectos como El Tendedero que visibiliza la violencia sexual y promover una “revolución” cultural, otros como Yo no celebro ni conmemoro guerras, que empezamos Víctor Lerma y yo desde 2008, cuestiona que busquemos resolver conflictos entre naciones a través de la diplomacia, pero culturalmente seguimos considerando “héroe” a quien los resuelve por medio de la violencia.

Como en otras ocasiones, la principal cómplice y curadora de la exposición fue mi querida Karen Cordero, quien tiene perfectamente claro cómo hacer exposiciones con un planteamiento artístico propositivo a partir de ideas feministas que contemplan el tema y la forma, el objeto artístico y su documentación y la participación.

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La exposición fue del 22 al 29 de octubre de 2017 en la Sala Polivalente de la Universidad de Guanajuato. A lo largo del proceso contamos con el apoyo amable y generoso de Luz Adriana Ramírez Nieto, Coordinadora de Espacios de Arte de Extensión Cultural de la universidad.

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¿Revolución o participación? incluyó tres pro

yectos participativos de largo aliento: Maternidades secuestradas, El Tendedero y Yo No Celebro ni Conmemoro Guerras. En los 3 casos se presentó documentación de iteraciones anteriores y se activaron nuevamente.

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En esta ocasión me acompañó Víctor Lerma porque Yo No Celebro ni Conmemoro Guerras es pieza de ambos y porque el día 12, que fue la inauguración de las exposiciones en la universidad, ofrecí una conferencia introductoria seguida de una mesa de diálogo con él y con Karen.

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Algo que me gustó mucho de la mesa es que nuestras amigas de los colectivos Lana desastre (a quienes invité al cierre de mi expo en el MUAC),Tejer es punk y Madeja jaja, quienes realizaron el Panal monumental en las escalinatas de la universidad, hicieron una pequeña intervención y colocaron parte del tejido en la mesa.

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Obtuvimos las respuestas para El Tendedero del Cervantino a partir de salidas a la calle de quienes participaron en un taller que di para artistas y estudiantes. Siempre disfruto mucho estos talleres porque son un espacio para entender las problemáticas específicas de cada lugar y conocer a personas maravillosas.

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Pero también nos ayudaron algunos activistas de Amnistía Internacional (AI), quienes han utilizado la dinámica del Tendedero como parte de sus actividades en contra de la violencia hacia las mujeres y con quienes hicimos una pieza el 8 de marzo de 2016 frente a Bellas Artes en la CDMX.

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Aunque los papelitos en los Tendederos siempre son color de rosa en referencia al primero de 1978, en los que he hecho con AI también los hay amarillos, que es su color oficial. El video que hizo AI en aquella ocasión se presentó en la muestra.

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Las salidas a la calle con quienes participaron en el taller fueron intensas. Cerca de donde nos colocamos, justo afuera de una iglesia, había una carpa con personas rezando en contra del aborto día y noche. Sus mandiles no eran muy distintos a los nuestros. Tenía ganas de decirles que defiendo la interrupción legal del embarazo porque las mujeres tenemos derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, pero que yo tampoco quisiera que hubiera abortos. Dudo que alguien se embarace por el gusto de abortar. Quería invitarles a rezar (y actuar) en contra de las violaciones, la falta de educación sexual y por buen acceso a anticonceptivos, que son algunas de las causas por las que las mujeres se embarazan en contra de su voluntad. Esto reduciría buena parte de los abortos. En fin. No me desvío más en este texto como no lo hice en ese momento que opté por la prudencia y por concentrarme en El Tendedero, pero seguiré pensando en cómo tender puentes aún con las personas con las que estoy en completo desacuerdo.

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Salimos al a calle y, como siempre, desafortunadamente, las respuestas empezaron a fluir.

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Durante este tendedero sucedió una situación compleja. Alguien denunció a un maestro anónimamente y él me escribió diciéndome que era difamación y que este tipo de situaciones ya se habían dado anteriormente con otros maestros. Como le expliqué, en el taller siempre planteo que la pieza busca compartir experiencias para visibilizar la violencia pero no es un espacio para denunciar de manera anónima porque esto es contraproducente ya que generalmente no lleva a un castigo y aviva la violencia en contra de las mujeres. Creo que el escratche es un tipo de denuncia que funciona cuando se hace de manera colectiva y como un último recurso una vez que se interpeló al acosador (personalmente, en grupo, a través de carta, etc.) o se denunció ante las autoridades y no hubo resultado alguno, pero especialmente en universidades, lo importante es fortalecer los protocolos que permitan denuncias formales. Propuse dos acciones. La primera es que respondiera a la acusación en la pieza a manera de derecho de réplica. En segundo lugar le plantee que me parecía que teníamos la oportunidad de convertir el conflicto en un excelente ejercicio pedagógico organizando mesas redondas sobre acoso y difamación. Mi respuesta fue con copia a Adriana, por si consideraba pertinente que organizáramos estas mesas desde la exposición o posteriormente.

Hasta donde sé, mis propuestas no tuvieron eco. Ojalá lo hagan en algún momento porque abrir estos temas a discusión permite encontrar formas de apoyar a quienes quieren hacer denuncias formales. Algunas universidades, incluyendo la UG, tienen un protocolo en contra de la violencia de género, pero el estudiantado no necesariamente lo conoce. También ayudaría a que quienes están padeciendo este tipo de violencia se puedan organizar para recibir ayuda legal o psicológica si la requieren y a que se conozcan y sepan que no están solas. Actuar en grupo suele ser más efectivo.

Dicho lo anterior, también sé que los testimonios de acoso anónimos han tenido buenos resultados cuando son colectivos y específicos a un contexto, como fue el caso de las denuncias que hicieron en el Tec de Monterrey en noviembre del 2017 en cartulinas en su plantel y a través del blog #AcosoEnLaU y lograron que las autoridades tomaran cartas en el asunto. Y, naturalmente, hay ejemplos en los que se acusa a alguien injustamente como le acaba de suceder a Sabina Berman que, aunque se disculpó públicamente, acabó dañando a quien denunció erróneamente. Y sé que denunciar legalmente es un brete espantoso. En fin, cambiara fondo nuestra cultura no es fácil.

Me quedo con la inquietud de cómo transformar El Tendedero que empezó en un momento en el que el acoso estaba totalmente naturalizado y era necesario abrir un espacio anónimo para visibilizarlo. Hoy el tema está en la mesa y, aunque muchas veces sea un grito violento y/o desarticulado, está llevando a discusiones sociales necesarias. Pero las instituciones aún no responden adecuadamente, dejando a quienes denuncian expuestas a la frustración, a la revictimización, a la violencia y ser demandadas, por lo que muchas denuncias siguen siendo anónimas, aunque esto generalmente desactiva su efecto y causa otra serie de problemas. Quizá hoy el Tendedero tendría que incluir la manera de echar a andar procesos más profundos en cada contexto: ¿Ayudaría si estoy más en contacto con organizaciones feministas locales? ¿Hará falta proponer que si se hace el Tendedero en una universidad vaya acompañado de foros sobre acoso? ¿Tendría que hacer una página con recursos legales y psicológicos sobre violencia en contra de las mujeres? ¿Centro el taller en esta discusión? Sus sugerencias siempre serán bienvenidas.

Fotografías: Víctor Lerma y Mónica Mayer

Mónica Mayer, febrero 2018

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