Raya de Viento
Junto con Mónica Mayer y Humberto Rodríguez, Víctor Lerma obtuvo en 1994 una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes para realizar un proyecto electrográfico monumental, obra que el 9 de octubre de 1995 fue presentada en el Museo Universitario del Chopo (ciudad de México).
Pero la carrera plástica de Víctor Lerma (Tijuana, 1949) se remonta a fines de los años sesenta, donde en la ciudad de Los Ángeles estudia arquitectura y se consolida en la Academia de San Carlos (ciudad de México), donde entre 1973 y 1977 cursa la licenciatura en Artes Plásticas. Desde ese momento, Lerma empezó a trabajar una obra que no por discreta es menos interesante y original. Con este artista sostuvimos la siguiente conversación.
Algo que sin duda me dejó marcado desde la etapa de mi formación como artista, fue la idea de que los conceptualistas de fines de los años sesenta tenían sobre el arte, esa intención de incluir en la obra elementos extrartísticos como pueden ser la distribución o el consumo. Conceptos que se exponían en la revista neoyorquina The Fox (1973), en la que participaban creadores de la talla de Joseph Kosuth o Sol Lewitt. Algunas de estas ideas pueden sonar ahora un poco extremistas, pero si se analizan con detenimiento quizá no lo resulten tanto. Me refiero específicamente a aquella actitud de señalar como "vendidos" a todos los artistas que trabajaban con galerías privadas. Sin embargo, también se pensaba que la alternativa de laborar para el gobierno contribuía a la "institucionalización" del arte. Surgió entonces una expresión más democrática y autónoma que las anteriores. Corresponde a esta época el surgimiento de grupos mexicanos como Suma, que pintaba bardas. Tepito Arte Acá hizo lo suyo en viviendas. El TAI y Proceso utilizaron el diálogo y la tribuna para discutir ideas estéticas, mientras grupos como Colectivo y Mira, los cuales venían de la cultura del panfleto y el cartel, se valieron del mimeógrafo y la fotocopiadora para reproducir eficazmente su mensaje plástico.
¿Perteneciste a alguno de estos grupos?
No, pero estuve como cercano observador, alimentándome de toda esa nueva estética que proponían.
¿Cuándo y qué expusiste en tu primera individual?
Fue en San Carlos, en 1975, y allí expuse fotografía. Imágenes que encontraba en la ciudad, fuentes y casas, aunque siempre detalles de esa realidad urbana. Desde entonces yo tenía el convencimiento de que la imagen seccionada, fragmentada, podía proporcionarme, estéticamente hablando, lo que yo buscaba.
Siento que en tus instalaciones hay mucha simpatía con los grupos conceptualistas de los años setenta, pero en lo que es propiamente tu pintura, ¿cuáles crees que sean tus principales influencias?
El suprematismo y el constructivismo rusos. Especialmente el trabajo como pintor del arquitecto Lazar El Lizzistki. En su obra me inspiré para representar la diversidad de puntos de fuga, esa perspectiva múltiple que siempre está presente en mis cuadros.
Si, aunque yo también veo algo de minimalismo norteamericano en tu obra...
No te equivocas. Yo siempre he pensado que mis cuadros son una fusión del minimalismo neoyorquino de los años setenta y los geometrismos soviéticos de inicios del siglo.
¿Cuáles otras individuales has tenido?
En 1984 expuse obra geométrica en la galería Juan Martín, y en 1988 tuve una individual en la Galería Eduardo Matas, entre otras.
¿Y nunca más regresaste a Estados Unidos?
Sí, regresé a Los Ángeles a fines de los setenta. Y en los dos años que allí permanecí me percaté de que el arte norteamericano se encontraba ya totalmente atomizado: las feministas, los chicanos, los gays... Para estos grupos, el arte debe ser político y la política también puede ser arte, sin que por ello deje de ser algo personal.
Regresé a México y me casé con la artista Mónica Mayer, e inmediatamente después nos fuimos a Europa, donde permanecimos durante medio año. Allá dimos conferencias sobre arte política, política cultural... Allí aplicamos y reforzamos lo hasta entonces aprendido.
Para dejar el tema de la pintura, explícanos cómo realizas una obra.
Bueno, pues empiezo con una idea preconcebida, aunque ésta no necesariamente sea la que aparecerá finalmente en el cuadro. Por ejemplo, imagino un dibujo con puntos de fuga colocados en determinadas posiciones, trazo líneas sobre el papel, realizo los cambios que me dicta mi intuición y, finalmente, el dibujo se transforma en pintura.
Ahora háblanos de tus instalaciones.
Mis instalaciones reflejan lo que pienso acerca de esta rama del arte conceptual, es decir, éstas deben tener, necesariamente, una función, y deben estar dirigidas a un público específico. La idea que más he manejado es la ecológica, representando temas como el del abastecimiento del agua o la tala indiscriminada de árboles.
Mi primera instalación la realicé en 1991 en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de México, y se llamó ¡Aguas! Estuvo conformada por 365 esferas de unicel del tamaño de una pelota de béisbol. A estas 365 esferas (número que nos remite al tiempo, al calendario...) les clavé una jeringa con agua, para dar la idea de succión. El fundamento argumental de esta obra era que el hombre está, literalmente, exprimiendo la tierra. Y aprovecho para que recordemos aquí un dato oficial: si para obtener agua en el Distrito Federal hace diez años se tenían que excavar 20 metros, hoy es necesario excavar 120.
Otra de mis instalaciones consistió en ir estampando arbolitos sobre la calle de Madero y el Paseo de la Reforma, desde el Zócalo hasta llegar a los pies de Tláloc, en el Museo Nacional de Antropología, en Chapultepèc. Este trabajo estaba relacionado con la tala efectuada a propósito de la construcción de la autopista México-Toluca.
Como parte del homenaje que el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México le rinde al escritor Elías Canetti, Mónica Mayer y tú participaron con una instalación. ¿Puedes explicamos esta obra que desde julio de 1995 puede ser apreciada en el mencionado recinto?
Claro. Este trabajo se llama Justicia y democracia, palabras que se encuentran impresas en letra grande sobre una mampara de 19 x 3 metros. Abajo, en la parte inferior de dicha mampara, se puede leer la siguiente frase: "¿Qué acción concreta tomarías para llevar a cabo tu utopía?". Enfrente de la mampara colocamos una tarima: sobre ésta, una mesa y dos sillas. Sobre la mesa se encuentran cuatro cuadernos sobre los que los asistentes pueden responder a nuestra pregunta.
Paralelo a tu trabajo artístico vienes desarrollando una labor de investigación y promotor cultural, ¿qué te parece si ahora abordamos lo relativo a estas actividades?
Desde 1991, Mónica y yo hemos estado recopilando toda la crítica de arte aparecida en 12 diarios que se publican en el Distrito Federal. Este archivo se llama Raya, crítica y debate. Se actualiza quincenalmente y puede ser consultado en el Museo de Monterrey y la Biblioteca de la Universidad de Nuevo León, también en Monterrey. En la ciudad de México se puede encontrar en la biblioteca del Museo de Arte Moderno y en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Otra actividad a la que Mónica y yo nos dedicamos, es la promoción de carpetas de gráfica seriada, carpetas que incluyen, entre otros trabajos, los de Vicente Rojo y Manuel Felguérez.
Este año (también con Mónica) empecé un proyecto curatorial en el Museo de Arte Carrillo Gil (Distrito Federal), que consiste en presentar durante 17 meses, la obra de 17 artistas que se dedican a crear imágenes digitalizadas (electrografías). En este proyecto se encuentran Felipe Ehrenberg y Maris Bustamante, por sólo mencionar algunos de los expositores.
Para concluir esta respuesta, extiendo una invitación para que los lectores asistan el próximo 28 de octubre a la exposición De artistas críticos y locos todos tenemos un poco, que tendrá lugar en el Centro Cultural San Ángel. En esta muestra que hemos concebido Mónica Mayer y yo se podrán observar cuadros realizados por críticos de arte y se escuchará a algunos artistas criticar la obra aquí expuesta.
Por último, danos tu opinión acerca de lo que en materia de artes plásticas se está realizando en estos momentos en Baja California, tu tierra.
Lo que se está realizando en Baja California es algo muy vivo, muy distinto a lo que se hace en el resto de la República, sobre todo muy distinto a lo que se crea en el Distrito Federal. Lo que los artistas bajacalifornianos vienen produciendo es un híbrido de lo realizado tanto por los chicanos como por los norteamericanos y, claro, los mexicanos. Es una interpretación de la complejísima realidad fronteriza y es una expresión artística que puede llegar a significar la llave de entrada a una verdadera postmodernidad mexicana. Una expresión plástica a la que si se le proporciona la promoción que merece se convertirá en el movimiento más interesante que se haya producido en el norte de nuestro país.