Performance presentado en el Jardín Borda en el Primer Festival de Performance e Instalación.
Llevo poco más de un cuarto de siglo dedicada a las artes visuales y todavía no acabo de entender porqué, en general es una profesión tan ingrata, aún para los que gozan de fortuna crítica o de éxito económico, que la gran mayoría de los que se inician en esta la carrera no la terminan. El arte es un trabajo de tercos y obsesivos.
El resultado es una gran amargura, tanto entre los que insisten, como entre los que desisten. A nivel social, esto implica que se desaprovechan muchas mentes creativas.
El tratado de la amargura pretende buscar formas para reincorporar esas mentes creativas para que regresen al trabajo artístico o para que dejen de perder energía sintiéndose poco apreciados.
Una serie de interacciones con el público a través de las cuales se propondrá una imagen colectiva de la amargura. Estas serán a base de dinámicas de grupo, de respuesta de cuestionarios, etc. que se documentarán para ir conformando El tratado de la Amargura.
Realicé este performance en varias ocasiones y cada vez incorporaba las distintas acciones resultantes de la acción anterior. Pero el resultado final de esta reflexión fue el tele taller Por amor al arte (For Art's Sake), que impartimos Víctor Lerma y yo.